La salida de Renato Gaúcho como técnico del Fluminense marca un nuevo capítulo en la turbulenta historia reciente del club carioca. La renuncia se produjo inmediatamente después de la eliminación en la Copa Sudamericana, donde el equipo brasileño no pudo superar al Lanús y cedió su lugar en Semifinales.
La noticia no tardó en sacudir al futbol brasileño. Primero fue el propio entrenador quien lo comunicó en conferencia de prensa, en un tono cargado de molestia y frustración; luego el club confirmó la decisión a través de un escueto mensaje en sus redes sociales. Lo que parecía un mal partido se convirtió en un punto de quiebre definitivo para la relación entre Gaúcho, la afición y la dirigencia.
El empate 1-1 en el Maracaná, que selló la clasificación del conjunto argentino gracias a la victoria en la Ida (1-0), dejó al Flu fuera de la competencia continental y con un ambiente enrarecido. Los abucheos desde las tribunas y la fuerte presión externa fueron el detonante de una decisión que, según el propio Gaúcho, había meditado antes de pisar la sala de prensa.
¿Qué llevó a Renato Gaúcho a renunciar?
El entrenador brasileño dejó claras sus razones: la presión constante de la afición, la crítica exacerbada en redes sociales y la falta de paciencia en el futbol moderno. “Pedí la dimisión al presidente antes de venir aquí. A partir de ahora estará otro en mi lugar, y quiero ver las respuestas que él va a dar”, señaló con tono desafiante.
Gaúcho apuntó especialmente contra lo que él llama “los genios de internet”, usuarios que opinan y exigen cambios con rapidez, muchas veces desconociendo los procesos que requiere un equipo de élite. En su visión, las redes sociales han convertido el fútbol en un espacio de juicios inmediatos, donde las victorias se celebran con excesos y las derrotas se castigan sin misericordia.
Su discurso estuvo lejos de ser diplomático. “El futbol se acabó por culpa de las redes sociales. Hoy en día, es una guerra de críticas. Cuando ganás, recibes elogios; cuando perdés, todos son malos. Está casi acabado”, expresó, dejando una reflexión amarga sobre el rumbo que, según él, ha tomado el deporte.

Un paso breve pero intenso en el Flu
Renato Gaúcho había asumido en abril tras la salida de Mano Menezes. Su paso por el banquillo tricolor fue corto pero con momentos destacados, especialmente en el Mundial de Clubes, donde logró llevar al equipo hasta semifinales frente al poderoso Chelsea. Ese logro parecía presagiar un proyecto más sólido, pero la irregularidad en los torneos locales e internacionales debilitó rápidamente su gestión.
El final se dio en medio de un clima de desaprobación, con un Maracaná que pasó de la ilusión a la impaciencia en cuestión de meses. Su renuncia abre un nuevo capítulo para el Fluminense, que deberá reconstruirse en plena temporada y buscar un técnico capaz de calmar las aguas y recuperar la confianza perdida.
Renato, por su parte, se despide con la sensación de haber sido víctima de un fútbol que, según él, se ha vuelto rehén de las redes sociales y de una afición cada vez más impaciente. “Vendrá otro, y quiero ver si pone el equipo que la afición quiere o el que tiene en mente”, remató, antes de cerrar su última rueda de prensa como técnico del Flu.




