Una nueva orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump ha encendido las alarmas entre miles de camioneros hispanos en Estados Unidos. La medida exige que los conductores de vehículos de carga “lean y hablen inglés lo suficiente como para conversar con el público, comprender señales de tráfico, responder a las autoridades y llenar informes o registros”, lo que podría dejar sin empleo a muchos trabajadores migrantes con años de experiencia.
José Flores, de 61 años y con tres décadas en las autopistas, teme por su futuro laboral: “Yo lo leo y lo entiendo bastante porque mis hijos nacieron aquí, pero hablarlo y escribirlo ya es otra cosa”. La nueva regulación, que entró en vigor el 25 de junio, establece multas de hasta 10 mil dólares y la posible revocación de la licencia a quienes no cumplan con el dominio del idioma.

Una ley con décadas de existencia
Aunque esta exigencia ya figuraba en la legislación desde hace años, rara vez se había aplicado con firmeza. Un informe de la FMCSA en 2016 señalaba que apenas se emitían multas. Todo cambió el pasado abril, cuando Trump firmó una orden ejecutiva que obliga a los inspectores a sancionar a los conductores con deficiencias en inglés.
“La inspección es revisar el camión, que no tenga ninguna falla técnica ni mecánica”, explica Alejandro Morales, un cubano de 26 años. “No hace falta inglés porque casi todo son números”. Morales asegura que, en caso de ser detenido, los policías suelen recurrir a traductores: “Me pararon, el guardia llamó, que necesitaba alguien que tradujera, y enseguida se lo pusieron”.

Transportistas no saben qué hacer
Para muchos transportistas, como José Flores, la medida es innecesaria y discriminatoria: “Nunca he tenido que tener una conversación larga en inglés. Entrego papeles, me revisan, y sigo mi camino. No entiendo por qué ahora quieren obligarnos a hablar como si fuéramos recepcionistas”.
Más del 20% de los conductores comerciales del país son de origen latino. Expertos advierten que esta nueva política podría generar escasez de personal, aumentar los tiempos de entrega y elevar los costos logísticos.
El Secretario de Transporte, Sean Duffy, justificó la medida como una cuestión de seguridad. Sin embargo, organizaciones civiles acusan una intención de exclusión: “No hay cuerpo de evidencia que respalde que hablar inglés previene accidentes”, señalan.

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