Durante su conferencia matutina del pasado viernes 9 de mayo, la presidenta Claudia Sheinbaum informó que su gobierno ha presentado una demanda contra Google, luego de que la plataforma cambiara el nombre del Golfo de México a Golfo de América en los mapas digitales que ofrece en sus servicios.
La Jefa del Ejecutivo aclaró que el reclamo no busca interferir con decisiones soberanas de Estados Unidos, sino exigir que la compañía respete las divisiones geográficas establecidas internacionalmente.
“Lo que decimos es que Google le ponga ‘Golfo de América’ donde es Golfo de América, que es la parte que le corresponde al territorio de los Estados Unidos; y le ponga Golfo de México a la parte territorial que le corresponde a México y a Cuba, eso es lo que estamos demandando que salga en la plataforma”, declaró.

El origen de la controversia
El conflicto surge tras la firma de una orden ejecutiva por parte del presidente Donald Trump el pasado 20 de enero de 2025, en la que se aprobó renombrar únicamente la parte estadounidense del golfo como Golfo de América.
Sin embargo, la Presidenta denunció que Google aplicó el cambio a toda la extensión del Golfo, incluyendo la zona marítima de México, lo cual calificó como improcedente.
“Ese decreto sólo aplica a la plataforma continental de Estados Unidos. No puede nombrar todo el Golfo porque no tiene atribución para hacerlo”, puntualizó.

Google, en el centro de la polémica
La mandataria mexicana reveló que su gobierno envió dos cartas formales a Google solicitando una explicación sobre el cambio, sin obtener una respuesta satisfactoria. Ante la falta de comunicación, se procedió con una demanda, cuya primera resolución legal ya está en curso.
“Google debe sujetarse a lo aprobado por el gobierno de Estados Unidos, que solo aplica a su territorio, no a todo el Golfo”, agregó.
Sheinbaum Pardo explicó que el nombre Golfo de México no solo responde a una práctica internacional, sino que también está legalmente registrado, por lo que el cambio unilateral en plataformas tecnológicas representa una afectación diplomática y territorial.
En cuanto a un posible diálogo con el presidente Trump sobre el tema, Sheinbaum señaló que no ha habido contacto, ya que Estados Unidos tiene autonomía sobre cómo denomina su territorio: “Nosotros no podríamos decirles que cambien el nombre de un estado, una montaña o un lago, pero sí podemos exigir respeto sobre lo que corresponde a nuestro país”, concluyó.

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