Después de nueve años de trabajo y dedicación recibí mi primera medalla olímpica.
Cubrir los Juegos de Río 2016 ha sido una aventura llena de satisfacción, nuevas experiencias y aprendizaje.
La noche del jueves recibí el certificado de participación y el metal conmemorativo por formar parte de los primeros Juegos Olímpicos en Brasil.
Un momento sin protocolo alguno, pero que fue especial por todas las horas de trabajo que hay detrás de esa cobertura. El festejo tendrá que esperar...
Hasta el momento la organización de la máxima justa deportiva ha sido buena, a excepción del sistema de transporte que sigue sin tener capacidad para todos los periodistas que hacemos la cobertura y por la baja temperatura que hay los camiones.
Ver a los deportistas en la sede olímpica enorgullece, compartes su sueño y también anhelas que suban al podio.
A la vez compartes sus derrotas. El momento en el que entrevisté a Jahir Ocampo tras su participación en el trampolín de 3 metros sincronizados fue triste. El clavadista no pudo contener las lágrimas tras hablar de lo que representó para él debutar en la justa veraniega con sus padres en las gradas.
Nadie más que ellos ansían ganar una medalla. Y, al menos aquí en Brasil, los mexicanos sí confían en que los mexicanos subirán al podio.
Espero que así sea, pues me gustaría escribir sobre ese momento histórico en el que un deportista mexicano suba al podio en mi primera cobertura olímpica.
Aún falta el taekwondo, las pruebas individuales de clavados y la marcha femenil, donde hay prospectos tricolores para ganar un metal.
Todavía quedan 10 días de emociones olímpicas en la ‘Cidade Maravilhosa’.




