La violencia ligada al Cártel de Sinaloa ha alcanzado un terreno inesperado: el de los creadores de contenido. Al menos seis influencers fueron asesinados tras aparecer en volantes distribuidos desde avionetas, donde se les acusaba de tener vínculos con Los Chapitos, facción encabezada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El conflicto entre Los Chapitos y La Mayiza brazo leal a Ismael “El Mayo” Zambada se recrudeció desde septiembre de 2024. Desde entonces, la guerra interna ha dejado un saldo de ejecuciones, amenazas y la propagación de mensajes intimidatorios, ahora extendidos hacia figuras con presencia en redes sociales.

Los volantes que marcaron sentencia
El 9 de enero de 2025 se difundieron cientos de volantes en distintas zonas de Sinaloa. En ellos se acusaba a 25 personas, entre músicos e influencers, de ser “prestanombres, financieros, operadores” de Los Chapitos. En los meses siguientes, al menos seis de los mencionados en esas listas fueron ejecutados.
Las víctimas más visibles
Entre los casos más recientes destaca el de Camilo Ochoa, conocido como “El Alucín”, exjefe de plaza en Mazatlán que narraba su historia como exnarcotraficante en plataformas digitales. El creador fue asesinado el 16 de agosto de 2025 dentro de su casa en Temixco, Morelos.

A la lista se suma Juan Carlos “El Chilango”, ejecutado en octubre de 2024 mientras vendía dulces en Culiacán; así como Miguel Vivanco “El Jasper”, también creador de contenido sinaloense.
Otro de los crímenes que sacudió al medio digital fue el de Gail Castro, hermano del influencer Markitos Toys, asesinado en marzo de 2025 en Ensenada, Baja California, tras semanas de amenazas, incendios y panfletos dirigidos contra su familia.
También fueron ejecutados Leovardo Aispuro “Gordo Peruci” y Agustín Paúl “El Pinky”, quienes aparecían en los volantes distribuidos a principios de año.
Los asesinatos han dejado en claro que la violencia del narcotráfico no solo se disputa en las calles, sino también en el espacio digital. Para los grupos criminales, la visibilidad de los influencers los convierte en objetivos que, al mismo tiempo, envían un mensaje de fuerza a rivales y a la sociedad.

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