El Congreso de la Ciudad de México aprobó reformas a la Ley de Residuos Sólidos para combatir la contaminación generada por la industria de la moda rápida, también conocida como fast fashion. La iniciativa busca que la capital impulse un modelo de economía circular en el manejo de ropa, calzado y otros textiles en desuso.

Las modificaciones incluyen la adición de nuevas fracciones a los artículos 3, 6 y 10 de la ley, con lo cual se establecen obligaciones específicas para la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) y las alcaldías, quienes deberán diseñar e implementar programas de recolección, reciclaje, reutilización y coprocesamiento de desechos textiles.
Durante la sesión, el diputado Juan Estuardo Rubio Gualito (PVEM), encargado de presentar la iniciativa, destacó que estas medidas permitirán un mejor manejo de los residuos textiles y reducirán su impacto negativo en el medio ambiente.
Por su parte, la diputada Elvia Estrada Barba, presidenta de la comisión que dictaminó la reforma, advirtió que la moda rápida no solo genera grandes volúmenes de basura, sino que también contribuye a la contaminación de cuerpos de agua y al incremento de las emisiones contaminantes.

¿Qué es el fast fashion?
El término fast fashion o moda rápida se refiere a la producción masiva de ropa y accesorios a bajo costo, diseñada para seguir tendencias de corta duración. Este modelo se caracteriza por fabricar prendas de manera acelerada, con materiales de baja calidad y a precios accesibles, lo que provoca que los consumidores las utilicen pocas veces antes de desecharlas.
¿Cómo afecta al medio ambiente?
El impacto ambiental del fast fashion ha sido ampliamente documentado por organismos internacionales y por autoridades locales como la SEDEMA, que alertan sobre sus efectos en el calentamiento global y el cambio climático. La industria textil genera grandes cantidades de dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero que contribuye al aumento de la temperatura promedio del planeta. Además, la producción, distribución y desecho de las prendas implica el uso intensivo de sustancias químicas y un consumo de agua elevado, lo que agrava aún más su impacto ambiental.
Conciencia ciudadana
Además de la gestión de residuos, la reforma contempla que las autoridades realicen campañas de sensibilización para promover el intercambio y la reutilización de prendas entre la población, con el fin de disminuir el consumo desechable y fomentar hábitos más sustentables.
Con esta reforma, la Ciudad de México se convierte en una de las primeras entidades del país en legislar específicamente contra los efectos de la moda rápida. El reto será garantizar que los programas de reciclaje y reutilización funcionen de manera efectiva, involucrando a la industria, al gobierno y a la ciudadanía en la construcción de una capital más sustentable.

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