Ir al cine a ver Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba - Castillo infinito es un ritual para los verdaderos fans. Desde el cosplay, las lágrimas, hasta los gritos de emoción cuando suena la música de batalla. Pero, ¿vale la pena quedarse hasta el final de los créditos esperando una escena oculta? La respuesta corta es no.
“Demon Slayer: Infinity Castle” ya llegó a salas de cine en todo el mundo, y para quienes aún no la han visto (o están por repetirla), aquí va el dato que necesitan: no hay escena post-créditos. Sí, leíste bien. Cuando caen los créditos, lo único que queda es aplaudir y secarse las lágrimas. Nada de teasers secretos, ni adelantos del próximo arco.

¿Por qué no pusieron una escena oculta?
La decisión de Haruo Sotozaki y el estudio Ufotable fue clara: darle a esta parte del arco un cierre sólido y sin distracciones. Nada que rompa la intensidad del final. Esta película no es un relleno ni un puente hacia algo más. Es un acto completo.
“La decisión de no incluir nada responde a la intención del estudio: darle a Castillo infinito un cierre contundente y completo”. Aunque muchos esperaban algún vistazo al futuro o un mensaje especial para los fans, el estudio apostó por el golpe emocional puro y directo. Y lo lograron.

¿De qué va “Infinity Castle”?
Esta película inicia la recta final del anime con la llegada al Castillo Infinito, territorio del demonio Muzan Kibutsuji. Ahí, Tanjiro, Nezuko, Zenitsu, Inosuke y los Pilares se enfrentan a los temibles Doce Lunas Superiores. Lo que sigue es una guerra total entre humanos y demonios.
“Con combates deslumbrantes, revelaciones inesperadas y flashbacks que nos muestran los pasados trágicos de varios antagonistas, esta primera parte de la trilogía final marca el inicio del enfrentamiento más épico de la franquicia”, marca la sinopsis.
No hay que esperar más. Si vas al cine, lleva pañuelos, tu cosplay, tu playera, y mucha emoción… pero no esperes una escena final, porque esta cinta lo dice todo antes de los créditos.





