Hollywood está de luto: Robert Redford, uno de los rostros más reconocidos y respetados del cine mundial, falleció a los 89 años este 16 de septiembre en su casa en Sundance, Utah, según confirmó su publicista. Hasta el momento, no se ha revelado la causa oficial del fallecimiento.
Redford murió acompañado de sus seres queridos y mientras dormía, dejando atrás una carrera imponente que marcó generaciones y que ayudó a cambiar la historia del cine, no solo como actor, sino también como director, productor y activista.

Mucho más que una cara bonita
Robert Redford no fue solo un galán de los 70, sino un artista completo. Brilló en clásicos como Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), The Sting (1973), The Way We Were (1973) y All the President’s Men (1976), donde interpretó a Bob Woodward, el periodista que destapó el caso Watergate.

Pero también triunfó detrás de cámaras: en 1981 dirigió Ordinary People, su ópera prima como realizador, que ganó el Oscar a Mejor Película y Mejor Director, superando a gigantes como Martin Scorsese.
Sundance: el sueño que cambió el cine independiente
Uno de sus legados más potentes fue la creación del Sundance Institute, fundado en 1981, con el cual impulsó el cine independiente en Estados Unidos. A través del Festival de Sundance, Redford se convirtió en un padrino del cine alternativo, abriendo camino a directores que hoy dominan la industria como Quentin Tarantino, Darren Aronofsky o Steven Soderbergh.
En vida, dijo que su misión era “crear espacios donde el arte y la libertad de expresión puedan florecer sin compromisos”.

También fue activista y ambientalista
Comprometido con temas sociales y ecológicos, Redford fue una voz constante en favor del medioambiente, los derechos civiles y la libertad de prensa. Recibió la Medalla Presidencial de la Libertad en 2016, uno de los máximos reconocimientos civiles en EE.UU.
Durante décadas, usó su fama para impulsar causas más allá del cine, convirtiéndose en un referente no solo de talento, sino de conciencia social.




