En un giro inesperado, la Selección de Chile logró clasificar a la siguiente fase del Mundial Sub-20, a pesar de caer 2-1 ante Egipto en su último partido de la fase de grupos. El encuentro, disputado con gran intensidad, dejó a los jugadores chilenos entre lágrimas tras el pitazo final, al creer que habían quedado eliminados del torneo juvenil organizado por la FIFA.

Momentos de confusión
El drama se vivió minutos después del término del partido, cuando el cuerpo técnico recibió la confirmación oficial: Chile estaba clasificado a Octavos de Final. La sorpresa y alegría invadieron al plantel, que pasó de la desolación a la euforia en cuestión de instantes, gracias a un insólito desempate que pocos anticiparon.

Ambas selecciones, Chile y Egipto, terminaron empatadas en puntos, diferencia de goles y goles a favor, lo que obligó a recurrir a uno de los criterios menos comunes establecidos por la FIFA: el Fair Play. Este sistema de desempate premia al equipo que haya recibido menos tarjetas amarillas y rojas durante la fase de grupos.
En este caso, Chile superó a Egipto al haber acumulado un menor número de amonestaciones. Esta ventaja disciplinaria permitió que la escuadra dirigida por el técnico nacional accediera a los octavos de final del Campeonato Mundial Sub-20, marcando un hecho inédito en la historia del fútbol juvenil chileno.
¿Qué dice el reglamento en estos casos?
El reglamento de la FIFA para torneos juveniles establece una escala de puntuación negativa en el Fair Play: una tarjeta amarilla suma -1 punto, una doble amarilla equivale a -3, una roja directa -4 y una amarilla seguida de roja directa -5. Chile logró mantener una mejor conducta en el campo, lo que finalmente fue clave para su clasificación.

Este desenlace ha generado múltiples reacciones en redes sociales y medios deportivos a nivel nacional e internacional. La situación ha sido calificada como "el milagro del Fair Play", destacando la importancia de mantener la disciplina, incluso en partidos de alta tensión como los del Mundial Sub-20.
Para Chile, este avance representa una oportunidad de redención deportiva tras un inicio de campeonato irregular. Con el boleto asegurado a los octavos, el equipo buscará corregir errores y preparar su próximo desafío con renovadas energías, sabiendo que el sueño mundialista sigue vivo.
La anécdota quedará registrada como una de las historias más insólitas del Mundial Sub-20 Chile 2025, y un recordatorio para futuras generaciones de que el juego limpio no solo es un valor ético, sino que puede marcar la diferencia en el momento menos esperado.





