El regreso europeo del Celta a Balaídos tras siete años arranca con un guion inesperado: Giorgos Giakoumakis se adelanta a todos en el área y firma el 0-1 para el PAOK. El atacante griego, recordado en México por su paso por Cruz Azul, capitaliza al 38’ un error en la zaga local y convierte el primer impacto emocional de la noche.

Hasta ese momento, el Celta domina y acumula ocasiones claras, pero sufre por la fragilidad en el último tercio. El disparo de Konstantelias obliga a Radu a rechazar y, en el rebote, Giakoumakis aparece con instinto puro para empujar el balón. Es el segundo tanto del ariete con los blanquinegros y, por minutos, parece cambiar la narrativa.
La reacción celeste, sin embargo, es inmediata. Iago Aspas cabecea en el añadido del primer tiempo un centro de Mingueza y devuelve la calma a un estadio que ya temía otra noche cuesta arriba. El 1-1 justo antes del descanso desactiva la euforia visitante y prepara el terreno para la remontada.

¿El gol de Giakoumakis vale como reivindicación personal?
Con el partido abierto, Borja Iglesias confirma su racha y firma el 2-1 al 52’. El delantero desata la locura en Vigo y eleva su cuenta en el curso, símbolo de un Celta que, liderado por Aspas y Mingueza, juega con colmillo y ritmo para castigar cada desajuste del PAOK.

El golpe definitivo llega al 70’: Williot Swedberg aparece por banda, ataca el espacio y define el 3-1 que sentencia. El PAOK insinúa respuesta con un tiro de Konstantelias que roza el poste, pero el envión se queda en amago; el partido ya tiene color celeste.
La lectura táctica deja lecciones para Razvan Lucescu: su plan de quitarle la pelota al Celta se diluye durante largos pasajes. El equipo griego pasa medio partido replegado, esperando el error que, cuando aparece, Giakoumakis transforma en gol; pero la propuesta conservadora no resiste la embestida local tras el 1-1.
Aun con la derrota, el nombre de Giakoumakis queda subrayado. En redes, aficionados del Cruz Azul reaccionan con ironías y elogios medidos; en Grecia, los focos resaltan que el ‘9’ responde en escenario grande y que su préstamo con opción de compra empieza a generar debate de invierno.
Para el Celta, el 3-1 es bálsamo competitivo y emocional de cara a LaLiga; para el PAOK, una señal de alarma de cara a sus próximos compromisos europeos. Para Giakoumakis, el tanto funciona como credencial: oportunismo, lectura del rebote y temple en un marco que pesa.





