Lo que prometía ser un reencuentro con la solidez doméstica terminó en una fría noche europea para el futbol qatarí. En su última prueba amistosa antes del decisivo Playoff asiático, la selección de Qatar cayó estrepitosamente 1-4 ante Rusia en el Jassim Bin Hamad Stadium. El marcador dejó clara la diferencia: un rival disciplinado y letal contra un equipo anfitrión deslucido y desordenado.
La apertura del marcador vino desde una jugada colectiva rusa. Al minuto 33, Aleksandr Golovin transformó un balón detenido con precisión quirúrgica que dejó sin reacción al arquero local. Apenas dos minutos después, Matvey Kislyak amplió la ventaja con un remate dentro del área que desbordó la defensa qatarí. Antes del descanso, llegó el golpe de gracia: al minuto 45, Ivan Sergeyev anotó el tercero, consolidando una primera mitad dominada por los rusos, eficientes, fríos y certeros.
El segundo tiempo arrancó con una tímida reacción local. Al minuto 62, Akram Afif, referente ofensivo de Qatar, encontró el momento de brillo: con un remate cruzado venció al portero ruso y encendió el modesto ánimo en las gradas. Sin embargo, la esperanza duró poco: apenas siete minutos después, al minuto 69, Aleksei Miranchuk cerró la goleada rusa con un potente disparo rasante tras una jugada asociada que desmontó cualquier defensa qatarí.

Un tropiezo durísimo antes del verdadero desafío
El resultado no es menor: Qatar sufre una derrota contundente en el momento más crítico de su calendario, justo antes del inicio de la cuarta ronda de la Eliminatoria Asiática. Este tramo definitorio, donde enfrentará a Oman y los Emiratos Árabes Unidos en octubre, ya se anticipa dramático.
El técnico Julen Lopetegui, en la previa, había planteado estos amistosos como una plataforma para ensamblar esquemas y pulir piezas; sin embargo, la ausencia de varios referentes—como Almoez Ali, Hassan Al-Haydos e Ismael Mohammed—por lesiones, dejó un claro vacío que el equipo sintió en la cancha.

Un estadio, una atmósfera, una oportunidad desperdiciada
El Jassim Bin Hamad Stadium, con capacidad para alrededor de 15,000 espectadores, ha sido sede recurrente de choques cruciales en la historia del futbol qatarí. En esta ocasión, la atmósfera prometía ser ardiente: aficionados locales llenaron las gradas, entre cánticos y banderas, mientras hinchas rusos también se hicieron presentes, generando un escenario vibrante pese al resultado adverso.
Qatar se retira de este amistoso con más preguntas que certezas. La derrota expone debilidades tácticas, falta de recambio y una alarma roja de cara a los dos partidos que definirán su ruta hacia la Copa del Mundo. Rusia, en cambio, exhibió firmeza, coordinación y concretó su estrategia sin baches.
Para el equipo anfitrión, queda claro que el verdadero examen comienza ahora: el Playoff asiático arranca el 8 de octubre contra Oman y luego el 14 de octubre ante UAE, ambos en este mismo estadio. El golpe de esta goleada debe servir como sacudida final para ajustar piezas, recomponer la estructura y encarar el desafío mundialista con mayor solidez.





