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Opinión

Alejandro Molina Bortoni

Experto en psicología y desarrollo humano que trabajó con la Selección Mexicana durante el proceso de Ricardo La Volpe. Molina llevará los lectores todo lo relacionado a la psicología y el deporte.

La suerte de principiante

2019-06-20 | Alejandro Molina
ALEJANDRO MOLINA
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En el partido inicial de México vs Cuba (7-0) en la Copa Oro, Uriel Antuna mete su primer gol en su debut con la Selección Mexicana antes del minuto dos. Aunque el equipo cubano dio muchas facilidades, no podemos quitarle el mérito a Uriel. Son tres los goles que mete en su debut con el representativo de México. Dos días antes del partido no estaba aún considerado. Estaba como comodín; era el número 24 de los 23 que se quedarían oficialmente.

El director técnico, Tata Martino, quien también tiene un debut soñado, pide calma y mesura; le sugiere no ver los diarios ni la tele. Incluso, pide a los medios no desubicarlo.

A veces, para el jugador es difícil recibir la crítica, pero la alabanza desmedida también implica riesgos en la perspectiva de lo logrado. Mientras el jugador se conserve centrado, viva el momento con alegría y como una oportunidad para celebrar el inicio exitoso, no habrá mayor problema. Fuera de ello, es necesario mantener la perspectiva y el esfuerzo en la búsqueda del perfeccionamiento.

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El fenómeno de la suerte de principiante existe. Se refiere principalmente a que un aprendiz o un novato no tiene miedo, y la ausencia del mismo le da oportunidades para ser más eficaz en la consecución de su objetivo. Esta suerte también se pierde ante el primer error grave o en la primera derrota. Es, hasta ese momento, cuando la mente se contamina con los temores producidos por las fallas. También puede contagiarse por los errores de los compañeros de equipo. Cuando el miedo se entromete, se perciben situaciones encontradas sobre lo que se puede lograr y lo que no. Se pierde la ingenuidad y la frescura de la primera vez. Es así como se acaba la suerte de principiante.

Es importante considerar que no todos evolucionamos de la misma manera, unos inician muy rápido para estancarse después, a otros les cuesta trabajo el arranque, pero luego no dejan de mejorar. Para cada quien la historia es distinta, por ello la importancia de no compararse sino de hacer el trabajo individual de superación. La curva de mejora no es siempre ascendente, a veces hay retrocesos, pero siempre debemos seguir adelante.

Estimados lectores, aprovechemos la suerte de principiante cuando la tengamos como un motor de inicio siempre grato, pero no le demos más peso del que tiene, ya que los resultados futuros no están determinados por el inicio. Si no la tenemos, trabajemos en mejorar la curva de nuestro rendimiento. La mente tenaz no vive de momentos de éxito o fracaso, sino de una visión clara de lo que puede lograrse a través del esfuerzo y la práctica cotidiana.

“Revitalízate, vuelve a la esencia de lo que te da el éxito”.

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