Sandra Montoya, reconocida actriz, cantautora y violinista, presenta Punto Final, un sencillo profundamente conmovedor que surge de uno de los momentos más difíciles de su vida: el fallecimiento de su padre tras tres años de lucha contra el cáncer.
“No es sencillo expresar con palabras el momento en que el corazón se quiebra irrevocablemente”, expresa la artista al hablar del proceso de creación de esta pieza musical.

Una historia de amor eterno
Inspirada en la historia de amor inquebrantable entre sus padres, Sandra narra cómo su madre y padre fueron inseparables desde que se casaron.
“Contrajeron matrimonio cuando mi madre tenía apenas 13 años y él le superaba por una década. Desde entonces, fueron inseparables. Mi madre no salía sin ir de la mano de mi padre; así transitaron la vida, siempre unidos, siempre el uno al lado del otro”, contó.
El tema Punto Final es también un testimonio del dolor y la entrega de su papá, quien, a pesar del sufrimiento físico, se resistía a partir por no querer dejar sola a su esposa.

“¡Vete tranquilo, papá… vete tranquilo, que nosotros cuidaremos de mamá!”, le repetía Sandra mientras él agonizaba y ahora esa frase está en la canción, lo que la hace más conmovedora.
Cuando la música sana el alma
En medio de esa noche oscura, Sandra comenzó a escribir una letra breve, pero cargada de significado. Justo cuando puso el punto final a su texto, su hermana gritó: “¡Papá murió!”
Aquel instante marcó su vida para siempre. Desde entonces, le juró a su padre que cuidaría de su madre y hermanos, como él tanto temía dejar solos. “Que solo quienes lo han vivido pueden comprender”.

Herencia de amor, no de fama
El padre de Sandra fue cantante de música ranchera, apasionado por la música, pero eligió otra vida: “Eligió ser esposo, padre y sustento, antes que perseguir la fama”.

Con Punto Final, Sandra honra esa decisión, ese amor y esa despedida que la transformó. Es su forma de abrazarlo nuevamente, con melodía y memoria.




