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Opinión

Jose Luis Caballero Leal

Aquí encontrará un análisis crítico y actual sobre los principales acontecimientos políticos y sociales de México y el mundo desde la óptica de un ciudadano

No entienden que no entienden

2018-09-07 | José Luis Caballero Leal
JOSé LUIS CABALLERO LEAL
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Fue suficiente la primera sesión ordinaria de la “honorable” Cámara de Senadores de la recién iniciada LXIV Legislatura, para que la sociedad recibiera la primera bofetada de quienes, otrora, habrían servido como un natural contrapeso al Poder Ejecutivo Federal, y que en el presente régimen, no serán ni servirán para ninguna otra cosa que acatar, sin cuestionamiento alguno, las indicaciones que reciban del hoy presidente electo, en ruta a convertirse en constitucional apenas el reloj marque el primer segundo del día primero de diciembre próximo.

En un reprochable e indigno evento de sumisión a los designios del líder morenista, se consumó el miércoles pasado un lamentabilísimo trueque político entre el PVEM y Morena. En votación ordinaria en el salón de sesiones del Senado, se rechazó de forma categórica la solicitud de licencia temporal al cargo presentada por el senador chiapaneco Manuel Velasco Coello, quien producto de una vergonzosa reforma exprés a la Constitución local, se habilitó para reemplazarse a sí mismo como gobernador interino de su propio estado, para cumplir con su periodo de gobierno que culmina a mediados de diciembre próximo. Cuando las redes sociales daban cuenta de este inédito hecho y se aplaudía la congruente decisión de los senadores, sucedió algo inusitado: la propia Cámara de Senadores convocó horas más tarde a una segunda votación para dirimir un tema ya votado y rechazado, y de forma totalmente inesperada, aquéllos que habían votado en contra del otorgamiento de la licencia solicitada por Velasco, votaron en esta ocasión a favor, siendo Morena el partido que mayoritariamente lo hizo de la mano de Ricardo Monreal, en férrea defensa del hoy gobernador interino de Chiapas. Simultáneamente, en la Cámara de Diputados, cinco legisladores del Partido Verde Ecologista, al cual pertenece Velasco Coello, renunciaban a su bancada para integrarse a la de Morena, con lo cual, coincidentemente, adquirió ese partido mayoría absoluta en la Cámara baja de este país. Un vulgar intercambio negociado en las cúpulas de ambos partidos, incluido el PRI, en donde a cambio de la licencia al flamante senador, se cedieron cinco posiciones legislativas, cual si fueran peones en partida de ajedrez. Todo congresista tiene derecho a pedir licencia. Ni duda cabe. Lo indigno del asunto está en el procedimiento empleado por Velasco Coello, quien es senador en funciones, gobernador con licencia y gobernador interino de Chiapas simultáneamente, en contubernio con el Congreso local y ahora el federal.

Para el casi 48% de los votantes que no sufragamos por el partido ganador de la elección federal, este deleznable acto quizá no sea motivo de sorpresa alguno, pero sí testimonio de que en política lo único que diferencia a unos de otros es el nombre del partido que los cobija. La honestidad valiente, la congruencia, la dignidad, la autonomía, la independencia de poderes, los acuerdos en lo “oscurito” tan criticados, fueron frases huecas de campaña, ofertas poéticas dirían los clásicos, para pasar a gobernar con la prosa, ante el desencanto de millones de votantes por esa oferta política. Los senadores tuvieron la histórica oportunidad de demostrar un cambio verdadero, optando, sin embargo, por más de lo mismo.

Evidencia irrefutable de que no entienden que no entienden lo que ha sido este terrible revés a la voluntad soberana de un poder independiente, sumado a la decisión adoptada por el Tribunal Federal Electoral de revocar la multa de los 197 millones de pesos a Morena por el tema del cuestionado fideicomiso, a lo que se agrega el amparo definitivo otorgado a Emilio Lozoya para no judicializar la carpeta de investigación por el caso Odebrecht y el amparo federal obtenido por Alejandro Gutiérrez, señalado como responsable del desvío de más de 250 millones de pesos de las arcas del gobierno de Chihuahua al PRI para fines electorales, que lo tiene con un pie fuera de la cárcel. Parece que el tan ansiado y prometido cambio no llegará, como muchos lo pronosticamos desde un inicio. Se gobierna con hechos, no con palabras, y los primeros han dado ya muestra de la ruta de “amnistías” que el nuevo gobierno concederá. Pobre México.

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