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Opinión

Jose Luis Caballero Leal

Aquí encontrará un análisis crítico y actual sobre los principales acontecimientos políticos y sociales de México y el mundo desde la óptica de un ciudadano

“Se las metimos doblada, camarada!”

2018-11-30 | José Luis Caballero Leal
JOSé LUIS CABALLERO LEAL
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O arribo al puesto porque la Cámara de Senadores apruebe la Ley Taibo u ocupo la Dirección del Fondo de Cultura Económica como encargado del despacho, en todo caso “se las metimos doblada, camarada” y a las cosas por su nombre, “a los rateros hay que llamarlos rateros y a los culeros, culeros”, fue la respuesta dada por Paco Ignacio Taibo a la pregunta de un asistente a la plática que sobre literatura daba en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importante del mundo en lenguas romances. Sin importar la nacionalidad del escritor en cuestión, la vulgaridad de la expresión empleada por éste, como “demostración de poder, falocracia delirante” así definida por Aurelio Asían, es motivo suficiente no para que Andrés Manuel López Obrador retire la invitación dada para dirigir a la empresa editorial más importante de Latinoamérica, sino para que el mismo Taibo, en un objetivo análisis autocrítico, renuncie a ocupar un cargo para el que no es digno, evitándole así al nuevo mandatario la innecesaria presión política que se ha desatado no sólo en la Cámara de Senadores, en las benditas redes sociales, sino entre la sociedad en general, en donde Taibo se ha ganado a pulso, el repudio generalizado de propios y extraños, siendo insuficiente la disculpa publicada a través de su cuenta de Twitter. Recordemos el caso de Marcelino Perelló, al que la UNAM le canceló el programa de radio que se emitía desde esa casa máxima de estudios por declaraciones misóginas relacionadas con la violación. Efectivamente, como lo reconoce el propio Taibo, la expresión que empleó fue vulgar, desafortunada y ordinaria. Pronto sabremos si ésta tuvo consecuencias o AMLO se aferrará a un nombramiento que, desde sus inicios, sólo le ha causado críticas, inconvenientes y presiones totalmente innecesarias.

Hoy termina un sexenio marcado por la arrogancia, la galopante, desmedida y grosera corrupción de muchos de los integrantes del gabinete de Enrique Peña Nieto, caracterizada por las absoluta y deleznable impunidad. El “no te preocupes Rosario” en realidad debió de ser leído como no te preocupes Luis, Emilio, Gerardo, Jorge, y prácticamente todos los nombres del santoral incluidos en su gabinete, pues sin excepción alguna, hasta los “encarcelados” saldrán bien librados en breve gracias a denuncias y carpetas de investigación integradas de modo que ninguna acusación quede debidamente probada, aunada a la garantía del perdón expresada por el futuro presidente, dizque para no desestabilizar al país. Para recordarnos quién nos gobernó, Peña Nieto termina su presidencia entregándole a Jared Kushner el Águila Azteca, la máxima condecoración que otorga el gobierno mexicano a un extranjero, cuya máxima virtud es ser yerno de Trump, a quien el aprendiz de Canciller definió como la pieza clave para que el acuerdo trilateral de comercio se hubiera logrado. Una afrenta más a los mexicanos, de similares proporciones a la invitación realizada a Trump siendo candidato republicano a la presidencia, o la de Nicolás Maduro, a la toma de posesión de López Obrador. Una ocurrencia más de Luis Videgaray.

Mañana inicia un nuevo régimen que, a diferencia de los que le han precedido, culminará dentro de cinco años y nueve meses, pues quien suceda a AMLO, tomará posesión el 1 de septiembre del 2024, conforme a las reformas constitucionales realizadas hace tiempo. AMLO ha expresado que durante su gobierno no habrá actos autoritarios (cancelación del NAIM), no habrá expropiaciones (terrenos para el Tren Maya), se vivirá en un verdadero estado de derecho (Consultas Populares) y habrá seguridad para todos (Policía Militar). A pesar de todo ello, será presidente gracias al voto mayoritario de los mexicanos. Momento de mantenerse vigilante a las múltiples promesas que durante 18 largos años ha hecho, y de cerrar filas en torno a un país que no merece a un polarizador que lo divida entre “fifís” y “chairos”, sino a uno que trabaje para todos los mexicanos, hayan o no votado por él. Si le va bien a AMLO, le irá en consecuencia bien a México que es lo único que realmente importa. El tiempo resolverá el enigma y la incertidumbre existente hasta la fecha.

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