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Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

La última y nos vamos

2018-11-20 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
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Se termina el 2018 para la Selección y será en Mendoza, tierra de vinos y malos recuerdos para el Tricolor, porque ahí en el 2011 empezó su costumbre de desdeñar la Copa América y así le fue.

Ahora con Ferretti, en su segundo interinato, las cosas van de mal en peor; parece que el Tuca, de plano sí se la llevó calmada e hizo como los 'europeos' que perpetran los que les venga en gana, claro, tanto los que vienen y se van o los que ni siquiera asisten a los llamados condicionando sus presencias por mera conveniencia personal para después pedir clemencia y comprensión cuando la ola de críticas los rebasan.

La última fue lanzada por Mario Alberto Kempes, vieja gloria argentina que escuchó en el estadio que lleva su nombre las declaraciones de Ochoa, justificando la baja de juego por la falta de técnico fijo y ahí el 'Matador' lo liquidó al paso, asegurando que nadie jamás puede mostrar baja actitud o jugar con desgano cuando representa a su país sólo por el hecho de no tener a un entrenador base.

El hecho es que cuando uno piensa en el recambio generacional se da cuenta que no hay el suficiente talento para hacerlo, o quizá falta mayor desfachatez en los nuevos convocados para eliminar miedos o ataduras y emprender rendimientos alentadores sobre el campo que ayuden a ilusionar con un mejor futuro.

Seguir hablando de la mayoría de los futbolistas que ahora están en Europa ya es corrosivo, porque muchos no presentan ninguna diferencia en su performance con los que lo juegan en la Liga MX, e incluso más de uno debería ser motivo de estudio a profundidad, porque es difícil explicarse cómo con tan poca calidad han podido sobrevivir tantos años camuflajeados dentro del balompié del viejo mundo.

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El juego hoy contra una Argentina descafeinada, pero con varios futbolistas de mayor calibre, no se antoja para nada, porque el estilo albiceleste es muy complejo de vulnerar para las características mexicanas, más si los aztecas no son capaces de aprovechar las escasas, pero claras oportunidades que se generan de cara a portería.

La selección de Argentina, a diferencia de su similar de Brasil, se mimetiza con su contrincante y si el juego es de patadas, patea, y si el balón se toca para buscar espacios, pues hace lo propio y se junta colectivamente; a diferencia de Brasil que difícilmente renuncia a su histórica cadencia del juego y a la generación de amplitud y profundidad constante, juego que provoca huecos en distintas partes de la cancha tanto para ellos como para los ajenos.

Difícilmente México podrá jugar peor que como lo hizo en Córdoba el viernes; sin embargo, hoy en día con el Tricolor ya nada es extraño, porque han rebasado por mucho la capacidad de asombro de más de uno.

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