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Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

Porque así son los Clásicos

2020-03-07 | Felipe Morales
FELIPE MORALES
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El Pumas contra América se dibuja con contornos de dramatismo; de rugidos de fuego; de atajadas de acero; de errores; de polémicas; de remontadas. Es así, porque así son los Clásicos, abocados al pueblo, que se juegan con la voz del espíritu pronunciado en CU...

Todo empezó cuando Nicolás Freire reapareció y el aire gobernó, con la autoridad del piloto que planea los aires; el defensa auriazul hizo el primero de cabeza con un exceso de inesperada contundencia. 

Pero después, Leo Suarez contó una mentira de balón, que en un tiro libre, por derecha, subió por la barrera, bajó por la mitad de la portería desatendida por Alfredo Saldívar: el cómplice de siempre. 

El Pollo es eso: el error multiplicado en el yerro; la sombra permanente en la luz. Otra vez en este torneo; de nuevo contra las Águilas. Por eso, cuando Federico Viñas lo fue a apretar en la salida, ya se sabía que el balón terminaría en la portería. 

Saldivar suele equivocarse con las manos, pero ayer también lo hizo con los pies, cuando asistió a Viñas, que recibió un pase de gol del arquero universitario abucheado por el clamor de la impaciencia. 

No es que merezca menos. Pumas empató a pesar de él. Y no por él. VÍctor Malcorra entró entre los centrales, como cuando un elevador se está cerrando. Con la misma prisa de gol. Apretó el botón correcto y ascendió al empate. 

Ciudad Universitaria era una lava volcánica que se escurría por las gradas; Juan Ignacio Dineno lo confirmó con la voltereta cuando ajustó la pelota con la cara interna del botín, hacia el segundo palo de un Guillermo Ochoa, que había sido magnético anteriormente, con un par de atajadas de museo. 

Entonces, en el último suspiro del partido, Henry Martín remató con la voluntad o con el hombro derecho un tiro de esquina. No se supo, porque no se revisó. Así se fundió en metal esta rivalidad. ¿Que no es un Clásico? Eso lo había respondido  ya la voz del espíritu...

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