Stamford Bridge será escenario de un duelo determinante en la penúltima jornada de la Premier League. Chelsea y Manchester United, ambos con realidades contrastantes, afrontan el cierre de temporada con la urgencia de sumar puntos y definir sus futuros inmediatos.
El equipo de Rúben Amorim, que transita una temporada decepcionante en liga —ubicado en el 16.º lugar—, necesita una victoria para mantener vivas sus aspiraciones europeas, a la espera de la gran Final de Europa League frente al Tottenham, donde la Champions League aparece como recompensa inesperada. Amorim, pese a las críticas, confirmó su continuidad. En paralelo, el club proyecta un nuevo estadio para 2030 y mantiene activos sus movimientos en el mercado con interés en Liam Delap y Rodrygo. Además, el equipo femenino disputará la Final de la FA Cup frente al Chelsea.
Por su parte, Chelsea enfrenta una semana decisiva: lucha por clasificar a Champions y prepara su Final de Conference League ante el Betis. Mientras tanto, su nombre circula en el mercado por los rumores sobre Delap y el defensor Dean Huijsen. Fuera del campo, lanza un ambicioso plan inmobiliario en Dubái y recibe inversión externa en su equipo femenino de parte del empresario Alexis Ohanian. Sin embargo, el club también lidia con controversias: problemas de seguridad en su estadio y sospechas de reventa de entradas que salpican al presidente Todd Boehly.
