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Opinión

Alejandro Molina Bortoni

Experto en psicología y desarrollo humano que trabajó con la Selección Mexicana durante el proceso de Ricardo La Volpe. Molina llevará los lectores todo lo relacionado a la psicología y el deporte.

¿Vivir bajo presión?

2022-06-30 | ALEJANDRO MOLINA
ALEJANDRO MOLINA
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El éxito de un atleta de alto rendimiento comienza cuando se es un niño o un adolescente. Es a través de la práctica de cualquier deporte que, de pronto, se descubre el talento y las cualidades para ser un triunfador. En ese momento de diversión y gozo comienza el sueño de querer ser como alguien que ha triunfado en esta disciplina. Inician los anhelos de ser un competidor de grandes ligas, de algún día ser un mundialista. Pensar en grande.

Proporcionalmente, a estos sueños, a medida que pasa el tiempo, se experimentará la necesidad de renunciar a otras actividades y la presión aumentará día con día. La exigencia, los retos, los aficionados, la prensa y las redes. Es común también que el hastío de la rutina, la disciplina requerida y la presión del entorno acaben con lo que se dio inicio: el disfrutar de lo que se hace.

Cuando se es profesional, las demandas son enormes. Los otros atletas y equipos también buscan los mismos objetivos y nuevamente la tensión aumenta poco a poco. Para algunos afortunados, esta presión se vuelve parte de la vida, se sigue disfrutando y se puede lograr el famoso estado de Flow.

En psicología este estado se describe como alcanzar un foco total en la actividad que se está realizando. La competencia, las acciones, emociones y pensamientos fluyen armónicamente. Algunos atletas lo refieren como un momento único, en el que no existe nada más que la experiencia del deporte en el que se compite.

Es en este estado en el que las cosas parecen fáciles y simplemente se logra el mejor desempeño, pero lo más importante, se disfruta de lo que se está haciendo.

Pero, ¿qué pasa si la presión no es bien manejada? La presión puede convertirse en una fuente tóxica que acabará con cualquiera, porque se convierte en una lápida difícil de cargar, se generan todo tipo de efectos secundarios en las personas que lo sufren, pueden afectar sus relaciones afectivas, su estado anímico y, lo más relevante, su deseo de seguir participando en un alto nivel competitivo. Recientemente, hemos visto renuncias en deportistas olímpicos y mundialistas, atribuidas, en su mayoría, al cuidado de la salud mental.

Es importante aclarar que la presión seguirá, pero dos personas pueden vivir la misma situación de manera totalmente distinta. Uno con un gran nivel de sufrimiento y otro con la capacidad de disfrutar, ya que competir brinda muchas cosas positivas a nuestra persona, saberse capaz, medirse con otros y por supuesto lo más deseado, conquistar una copa o una medalla.

¿Vale la pena vivir bajo la presión y dejar de disfrutar con lo que tanto se soñó? Por supuesto que no sólo no vale la pena, sino que, además, el desempeño bajará drásticamente, porque es muy difícil mantener el nivel sintiendo alto nivel de frustración.

De esto deriva la importancia del manejo de la presión y el disfrute como una mancuerna que debe ser balanceada y manejada.

Estimados lectores y lectoras: ¿Qué nos toca hacer como aficionados? Evitar al máximo ser fuente de esa presión tóxica a nuestros jugadores, ya bastante con lo que tienen por ser profesionales. Nos toca apoyar con buen ánimo y alegría, siendo ese jugador extra que les dice que sí se puede, que se atrevan a dar lo mejor de sí mismos y que disfruten del momento para el que tantos años se han preparado.

"Revitalízate, vuelve a la esencia de lo que te da el éxito", recuerda que SÓLO VALE LA PENA SI LO DISFRUTAS.

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