Desde 2011, el uso de los términos “Lord” y “Lady” en México se ha consolidado como una forma de denunciar públicamente, a través de redes sociales, a personas que protagonizan actos de prepotencia, discriminación o abuso de poder. Este fenómeno comenzó con las llamadas “Ladies de Polanco”, quienes fueron captadas agrediendo a policías en estado de ebriedad, y desde entonces ha dado nombre a una larga lista de casos virales.
Uno de los más recordados es el de #LadyProfeco, ocurrido en 2013. Andrea Benítez, hija del entonces titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, intentó clausurar un restaurante de forma arbitraria al no recibir trato preferencial. El escándalo provocó la destitución de su padre y se convirtió en uno de los primeros ejemplos del poder de la viralidad para evidenciar abusos de privilegio.

Otro caso emblemático es el de #LordFerrari, registrado en 2016. Alberto Sentíes, un empresario que viajaba en un auto de lujo, fue señalado por ordenar a su escolta golpear a otro conductor en plena vía pública. El hecho fue grabado y difundido ampliamente. La situación escaló tras la muerte del escolta y las acusaciones de fraude contra Sentíes, quien huyó del país y fue posteriormente detenido.
Más recientemente, en julio de 2025, se viralizó el caso de #LadyRacista, protagonizado por Ximena Pichel, actriz y modelo, quien fue grabada insultando con expresiones racistas a un policía de tránsito en la colonia Condesa de la Ciudad de México. En el video se le escucha decir: “Odio a los negros como tú, por nacos”. La agresión fue condenada por autoridades como el COPRED y derivó en una denuncia ante la Fiscalía capitalina.

Otro caso que generó indignación fue el de las #LadiesInvasoras, ocurrido en Tampico, Tamaulipas. Madre e hija vivieron durante diez años en una casa que no les pertenecía. Al regresar la legítima propietaria, las ocupantes se negaron a desalojar y se burlaron de ella, lo cual fue captado en video. Tras la presión social, finalmente fueron desalojadas.
Expertos en comunicación social consideran que estas etiquetas virales cumplen una función de denuncia y visibilización de problemáticas estructurales como el clasismo, el racismo y la impunidad. Sin embargo, también advierten sobre los riesgos del linchamiento digital y la falta de procesos legales que acompañen el juicio social.
Pese al escándalo público que provocan, muchos de estos casos no derivan en sanciones legales o consecuencias tangibles, lo que refuerza la percepción de que el sistema de justicia sigue siendo ineficaz frente a los privilegios de ciertos sectores.





