Leland Melvin se ha convertido en uno de los astronautas más queridos y virales de internet, pero su verdadera historia va mucho más allá de una fotografía que dio la vuelta al mundo. Nacido en 1964 en Lynchburg, Virginia, Melvin pasó de ser seleccionado por los Detroit Lions en el Draft de la NFL de 1986 a experimentar la ingravidez en el transbordador Atlantis.
Tras una carrera deportiva truncada por lesiones, Melvin encontró un nuevo rumbo en la NASA, donde inició como ingeniero en el Centro de Investigación Langley antes de convertirse en astronauta. Participó en dos misiones espaciales: STS-122 en 2008, enfocada en instalar el laboratorio europeo Columbus, y STS-129 en 2009, dedicada a transportar módulos y repuestos a la Estación Espacial Internacional.

La foto viral con sus perros y el mito que nunca ocurrió
Uno de los episodios más conocidos de su vida es la famosa fotografía oficial en la que aparece acompañado por sus perros, Jake y Scout. A diferencia de muchos montajes que circulan en redes, la imagen es completamente real, auténtica y aprobada por la NASA. Melvin ha explicado que los perros se colaron espontáneamente en el estudio durante la sesión oficial, abrazándolo emocionados. El fotógrafo capturó el momento, y la agencia aceptó usarla como retrato oficial, lo que la convirtió en un fenómeno viral.
Su calidez mediática también alimentó un mito muy difundido: la supuesta historia de que Melvin llevó un balón de futbol americano al espacio. Aunque la anécdota se comparte con frecuencia en redes sociales, lo cierto es que no existe evidencia en los archivos de la NASA, los inventarios de carga de las misiones ni en declaraciones de Melvin que confirme ese hecho. Como muchas historias virales, se fortaleció porque encajaba perfectamente con su pasado como jugador de la NFL.

Artículos típicos permitidos en los P.P.K.
Fotografías y pequeños recuerdos personales: Objetos sentimentales que ayudan a mantener la conexión emocional con la vida en la Tierra.
Joyas personales: Como anillos de boda, dijes o collares pequeños.
Banderas y símbolos representativos: Un ejemplo histórico es Michael Collins, quien llevó varias banderas en la misión Apolo 11.
Instrumentos pequeños: En casos excepcionales, se han permitido armónicas u otros instrumentos ligeros.
Artículos de higiene personal: Aunque la NASA provee kits básicos, algunos astronautas llevan objetos propios como cepillo de dientes o peine.
Gafas o lentes de contacto: Permitidos para quienes los necesiten durante la misión.

Limitaciones estrictas
Peso máximo:
Misiones de NASA: aproximadamente 0.68 kg (1.5 lb) por PPK.
Cápsulas Soyuz: hasta 1 kilogramo por astronauta.
Volumen permitido:
Los artículos deben caber en una bolsa de dimensiones aproximadas de 12.8 cm x 20.5 cm x 5.1 cm
Seguridad:
No se permiten objetos inflamables.
No se permiten alimentos que produzcan migajas peligrosas (como pan con cáscara).
No se permiten materiales líquidos o riesgosos para la tripulación o el equipo.
Artículos oficiales autorizados por NASA
La NASA puede permitir una pequeña cantidad de objetos oficiales destinados a familiares, amigos u organizaciones.
Estos artículos regresan a la Tierra con certificación oficial de haber volado al espacio, convirtiéndose en recuerdos altamente valorados.

Lo que sí está documentado es que todos los astronautas tienen permitido llevar un pequeño conjunto de objetos personales en su Personal Preference Kit (P.O.C.), como fotos o recuerdos familiares; sin embargo, en el caso específico de Melvin, la NASA no ha publicado una lista detallada de los objetos que eligió para sus misiones, por lo que es imposible verificar con precisión qué artículos llevó consigo al espacio. Lo que sí se conoce, con registros oficiales, es su rol fundamental como especialista de misión en ambas travesías del Atlantis.
Por qué la historia de Leland Melvin sigue cautivando al mundo
La vida de Leland Melvin continúa resonando gracias a un perfil único: es uno de los pocos hombres que ha sido atleta profesional y astronauta, una combinación que lo convierte en un símbolo de resiliencia y reinvención. Su tránsito de los campos de futbol americano a la órbita terrestre es una prueba viviente de que los caminos profesionales pueden transformarse de forma radical cuando existe disciplina y pasión.

La fotografía con Jake y Scout, probablemente uno de los retratos más entrañables en la historia de la NASA, impulsó su popularidad en redes sociales. En un mundo donde las imágenes de astronautas suelen ser sobrias y protocolares, ver a Melvin sonreír mientras sus perros lo abrazan creó una conexión inmediata con el público. Esa espontaneidad, sumada a su cercanía, lo transformó en un ícono cultural.
Actualmente, Melvin dedica gran parte de su tiempo a la divulgación científica y educativa, inspirando a jóvenes a seguir carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Conferencias, programas educativos y colaboraciones con instituciones lo mantienen como una figura activa en la promoción del conocimiento. Su legado demuestra que no se necesitan mitos adicionales: la verdad de su vida ya es más que suficiente para asombrar.





