La cruz del Azul

Dentro de tanto penar, Cruz Azul desde hace más de un lustro soñaba con algún día tener la tan ansiada revancha. No sabían cuándo sucedería, pero muchos dentro de ese club sabían que si algún día llegaba, debía ser bajo las mismas circunstancias y en el mismo campo. Porque qué mejor exorcismo que regresar a la cancha maldita que en su momento perpetró una de las páginas más audaces e inverosímiles de nuestro futbol y que ahondó aún más en la dolorosa crisis azul.

Aquel cabezazo en urgencia de Moisés Muñoz que Alejandro Castro le desvió a Jesús Corona desatando lo impensado en Santa Úrsula, es una marca indeleble en la piel cementera; nada ni nadie podrá borrar aquella macabra tarde-noche de lluvia que estigmatizó aún más el dolor celeste y la malaria sin vuelta olímpica. No obstante, la caprichosa pelota siempre entrega segundas oportunidades y eso es lo que tendrá el ahora equipo de Pedro Caixinha.

Un equipo con una buena defensa y un enorme arquero que padeció demás por su ineficacia ofensivo que por el descafeinado juego que presentó el Monterrey.

Ahora volverá ver a su bestia negra de frente y con el antecedente inmediato que viene de destrozar a los Pumas.

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Cruz Azul tiene una nueva cita con la historia y la tiene contra el rival que buscaba, al contrincante que necesitaba; porque aseguran que para quitar un clavo se necesita otro. Bueno, el Azul tiene esa gran oportunidad para de paso eliminar todos los fantasmas que lo aquejan desde hace décadas. Veremos si es capaz de arrancar el clavo de una vez por todas o de vivir por siempre clavado en su propia cruz.