Este 2025 quedará inscrito con letras mayúsculas en la historia del deporte femenil de México. La Selección Mexicana Femenil de Flag Football alcanzó algo que parecía lejano: es oficialmente la número uno del mundo. La International Federation of American Football (IFAF) confirmó su liderazgo global tras una temporada impecable, con medalla de oro en los World Games 2025 en Chengdu y el título continental conseguido en Panamá.
Ese logro es fruto de un proyecto serio, de talento y de disciplina. Es el resultado de años de trabajo sostenido, de entrenadoras, familias, federación y jugadoras que han apostado por un deporte en crecimiento. Lo que hoy vemos en el ranking no es una sorpresa: es el resultado de una generación que decidió competir sin complejos.
En agosto, el equipo defendió su corona en los World Games con una victoria épica: 26-21 sobre Estados Unidos, la potencia histórica de este deporte, en una final vibrante. Ahí quedó claro que México no sólo está al nivel: está arriba. Poco después, el título continental reafirmó su dominio en la región.
Gracias a ese desempeño sobresaliente, México acumuló 1,948.50 puntos en el ranking IFAF, suficiente para superar a Estados Unidos por primera vez en la historia. Ese dato es tan simbólico como contundente, México marca hoy el estándar mundial de flag football femenil.
Este liderazgo global no habla solo de touchdowns o banderas arrancadas. Habla de constancia, de unión y de una estructura que se está construyendo con inteligencia; y, sobre todo, habla de mujeres que han decidido competir desde la excelencia. La figura de Diana Flores —líder, referente y símbolo internacional del flag— encarna la combinación perfecta entre talento, visión y carácter. Pero esta hazaña no es individual: es de todas.
Ser número uno también trae nuevos compromisos. En 2026, México competirá en el Campeonato Mundial de Düsseldorf, Alemania, donde deberá defender su lugar ante las mejores 16 selecciones del mundo, y más adelante, el sueño mayor, los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, donde el flag football debutará como disciplina olímpica. Ahí, México tiene potencial real para disputar medalla.
Junto con los trofeos, este logro debe entenderse como un motor. Las niñas que hoy ven a la selección jugar descubren un camino. Los clubes locales pueden encontrar un impulso para crecer. Los patrocinadores pueden, por fin, mirar hacia un deporte que genera comunidad, audiencia y talento internacional. El país debe ver en este equipo no solo un ranking, sino una oportunidad: invertir, apoyar, capacitar y creer.
El éxito de la Selección Femenil de Flag Football no es un episodio aislado, es un aviso de que el deporte femenil mexicano ya no es un proyecto, es realidad. De que estas jugadoras no solo compiten, lideran. De que el futuro que tantas veces imaginamos ya está pasando frente a nuestros ojos.
Si 2025 marcó el ascenso de México como la mejor selección del mundo, los años que vienen serán la prueba de que este equipo no solo ganó un ranking, está construyendo una era que puede transformar para siempre al flag football femenil.
¡Abramos cancha!
