Desde que el América es dirigido por Jardine, su dominio dentro de la Liga MX ha sido contundente e indiscutible. Reafirmó lo que significa ser de los 'grandes' del futbol mexicano, y mientras todavía caminaba por las nubes y ya se había acostumbrado a llegar a las Finales, se enfrentaron a una eliminación temprana para sus estándares y a un descanso obligatorio.
¿Qué sucede dentro de un vestidor que no está hecho para detenerse? ¿Qué pasa cuando nos acostumbramos a estar en la cima y, de repente, las cosas no salen 'como siempre'?
Los equipos de alto rendimiento, ya sea en el ámbito deportivo o en cualquier organización, se instalan en la exigencia y gran parte de su identidad está compuesta por la competencia, el logro de objetivos y el ganar.
Al equipo de Coapa no solo lo eliminaron de la Liga, sino que le pegaron en el ego y el orgullo. La presión emocional que genera el éxito sostenido puede ser tan grande que, cuando no se logra el resultado, pesa más el golpe a la identidad que la derrota en sí misma.
A nivel interno, cuando nos enfrentamos a lo que creemos que es un fracaso o derrota, sentimos que perdemos una parte de nosotros mismos; surge el ruido mental y buscamos explicaciones rápidas.
En el caso del América, cada integrante vive un proceso diferente, siente diferente, se está contando una historia diferente en su cabeza y se da explicaciones diferentes, pero todos se sienten vulnerables e incómodos por no mantener su estatus.Lo que se necesita en estos momentos es espacio para sentir, procesar y reacomodar.
Estas situaciones pueden ayudar o afectar; todo depende desde dónde se vivan. Afecta cuando se vive como un castigo, como un fracaso y cuando se buscan culpables. Ayuda si la pausa se convierte en un espacio para dar claridad, recuperarse y reencuadrar.
¿Fracaso? La mayoría de los titulares lo afirman, pero… de 22 finales disputadas, las Águilas han conseguido 16 títulos; es decir, tienen un 72% de efectividad en un formato de liguilla que es bastante impredecible. El descanso no es el problema, es cómo se interpreta.
Para que este receso obligatorio ayude es necesario que utilicen el tiempo para integrar los aprendizajes, que hagan la pausa mental de la exigencia para que pueda existir un reseteo emocional y una recarga de energía. Aquí, el papel de Jardine, con su experiencia y templanza, es esencial para reconocer las reacciones, las heridas y lo que le duele a cada miembro del equipo. Darle profundidad y perspectiva a la situación para reactivar al equipo desde el propósito individual y colectivo.Juntos deben recordar para qué juegan, qué se quiere construir.
Cuando se saben gestionar emocionalmente esas pausas obligatorias que se presentan, no debilitan; al contrario, fortalecen.
No se trata de ver cómo fue la caída, sino de tener claridad para levantarse.




