Anfield recibe un partido cargado de tensión y señales cruzadas: el Liverpool de Arne Slot vive un momento incómodo y un duelo ante Brighton puede convertirse en punto de quiebre. El equipo viene de una trabajada victoria ante el Inter de Milán por Champions, pero en la Premier League no encuentra estabilidad y la presión empieza a asomar con fuerza sobre el técnico neerlandés. No es común que un campeón vigente atraviese tantas dudas tan pronto, y mucho menos con un entorno agitado por rumores y decisiones difíciles.
El foco, inevitablemente, cae sobre Mohamed Salah. Entre especulaciones sobre su futuro, frustraciones expresadas en público y un rol secundario en los últimos partidos, el egipcio podría estar viviendo sus últimos días en Anfield antes de marcharse a la Copa Africana de Naciones. Ha sido suplente en los tres encuentros más recientes y ni siquiera viajó a Italia a mitad de semana. Reintegrarlo al once no solo impactaría en el funcionamiento del equipo, sino también en el futuro inmediato de Slot, cuya continuidad algunos ya ponen en duda.
Mientras Salah se mantiene al margen, el Liverpool mostró una versión más compacta y un estreno prometedor: por primera vez, Alexander Isak y Hugo Ekitike compartieron titularidad, dejando entrever una posible evolución del ataque red. La pregunta es si esta nueva fórmula es sostenible o si solo fue un ajuste temporal para sortear una emergencia. Lo cierto es que Slot necesita claridad y victorias cuanto antes.
Del otro lado, el Brighton de Fabian Hürzeler llega con la mesa servida para incomodar. Sabe que la confianza del Liverpool es frágil y que un buen arranque puede hacer tambalear a los locales. Los dos equipos llegan empatados con 23 puntos, separados únicamente por la diferencia de goles a favor de los Seagulls. En un contexto tan parejo, cualquier detalle puede inclinar la balanza en un partido que promete ritmo, nervios y un ambiente eléctrico en Anfield.




