El entrenador Marcelo Gallardo extiende su vínculo con Club Atlético River Plate hasta diciembre de 2026, un anuncio que llega en un momento crítico para el club y cuando faltan apenas cuatro días para el Superclásico frente a Boca Juniors. El acto de firma se realizó en conferencia de prensa junto al nuevo presidente Stefano di Carlo, elegido recientemente por los socios del club.
Desde su regreso al banco de River, Gallardo enfrenta la peor crisis de resultados de su recorrido como técnico del Millonario: cuatro derrotas consecutivas en el Estadio Monumental como local y sólo dos victorias en las últimas ocho salidas, además de eliminaciones limpias en la Copa Libertadores y en la Copa Argentina. El respaldo institucional se convierte ahora en una apuesta de cara al futuro inmediato.
Gallardo reconoció la situación sin vueltas y la definió como una “crisis futbolística”, al tiempo que reafirmó su compromiso: "Desde mi seguridad, mi convicción, mi deseo, mis ganas y la energía que tengo, voy a seguir redoblando la apuesta", afirmó el técnico ante los medios. Las expectativas son altas, pero el margen de error parece mínimo
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¿Por qué River renueva a Gallardo en este contexto?
La decisión del club de extender el contrato de Gallardo puede parecer contraintuitiva dado el contexto: resultados deficientes, cuestionamientos crecientes entre la afición y el riesgo de quedarse fuera de la Libertadores 2026. No obstante, la nueva dirigencia de River, encabezada por Stefano di Carlo, deja claro que apuesta a la continuidad del proceso: "El liderazgo y el CEO del área de futbol es Marcelo Gallardo, de manera total y exclusiva", comentó el dirigente al anunciar la extensión.
La lógica del club parece apoyarse en dos pilares: primero, cumplir con la palabra empeñada con los socios que votaron a di Carlo, quien había manifestado que no concebía un River sin Gallardo; segundo, sostener que los procesos se definen también en los momentos adversos y no sólo cuando todo marcha bien. "Los procesos y proyectos hay que sostenerlos en los momentos que no son buenos", declaró el presidente.
Por su parte, Gallardo no evita la autocrítica: acepta que el momento es delicado, que los objetivos trazados no se están cumpliendo, pero subraya que el foco está en la reversión inmediata. Asimismo, recuerda que "nadie está por encima de River" —una frase que logra resonar con la afición, aunque también puede interpretarse como una última advertencia al entorno interno.
Los desafíos que afronta el Muñeco de cara al Superclásico y más allá
Para Gallardo, el clásico contra Boca representa más que un duelo: es una oportunidad para frenar la hemorragia de confianza dentro del plantel y con la hinchada. Ganar podría servir como bálsamo de urgencia. Sin embargo, los problemas van más allá: el equipo no sólo perdió partidos en casa, sino que también quedó eliminado con claridad de las principales competiciones de la temporada. La presión es máxima.
Además, River tiene como objetivo clasificarse para la Copa Libertadores 2026, lo que exige sumar victorias antes de que finalice el año. Gallardo lo sabe y por eso exige un cambio inmediato en el rendimiento. El club, por su parte, ya analiza un rearmado para 2026: salidas de jugadores veteranos, apuesta por juveniles y posibles incorporaciones importantes en el mercado.
La renovación sirve también para dar un mensaje de tranquilidad institucional: que el proyecto no se rompe en medio de la crisis. Pero ésta puede jugar en doble filo: si los malos resultados persisten, la extensión podría convertirse en símbolo de inmovilismo. Gallardo lo entiende y ha planteado que redoblará esfuerzos. Ahora, la pregunta es si podrá traducir ese compromiso en el campo.
