Antes de 2025, ningún equipo en la historia de las Grandes Ligas había ganado un Juego 6 o un Juego 7 de una Serie Mundial como visitante mediante una jugada de doble matanza que pusiera fin al partido con la carrera del empate en posición de anotar. Los Dodgers de Los Ángeles lograron ese hecho no una, sino dos veces consecutivas en la misma serie, estableciendo un precedente único en más de un siglo de beisbol.
El equipo angelino venció 5-4 a los Azulejos de Toronto en el Juego 7 disputado el pasado sábado, coronándose campeón del Clásico de Otoño por segundo año consecutivo. La victoria no solo selló su noveno título en la historia de la franquicia, sino que también los convirtió en el primer conjunto desde los Yankees de Nueva York (1998-2000) en ganar títulos consecutivos, y el primero de la Liga Nacional en lograrlo desde los Rojos de Cincinnati en 1975 y 1976.

Con tres títulos en los últimos seis años, los Dodgers fortalecen su argumento como la nueva dinastía del beisbol. La victoria de 2025 refuerza las credenciales del mánager, quien ha guiado a su equipo a la élite del deporte y suma méritos para futuras consideraciones en el Salón de la Fama.
El camino hacia el bicampeonato no fue sencillo. En el Juego 7, los Dodgers remontaron déficits de 3-0 y 4-2 antes de sellar el triunfo con una jugada que quedará grabada en los libros de historia. Con las bases llenas en la undécima entrada, el japonés Yoshinobu Yamamoto, quien posteriormente fue nombrado Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, logró controlar la presión al enfrentar a la parte más peligrosa del orden al bate de Toronto.

Doble-Play
Yamamoto permitió un doble al dominicano Vladimir Guerrero Jr., quien avanzó a tercera base gracias a un toque de sacrificio. Addison Barger fue pasaporteado y el mexicano Alejandro Kirk rompió el bate con un rodado al campocorto Mookie Betts. Fue entonces cuando Betts inició una impecable doble matanza 6-4-3 que puso fin al encuentro y aseguró el título para Los Ángeles. La jugada, rápida y precisa, cerró una serie caracterizada por la tensión y el dramatismo.
La proeza final tuvo su antecedente en el Juego 6, cuando los Dodgers también lograron forzar el partido definitivo gracias a otra doble matanza que selló su victoria como visitantes. En aquella ocasión, los relevistas novatos Justin Wrobleski y Roki Sasaki mantuvieron el marcador cerrado antes de que Tyler Glasnow saliera del bullpen en la novena entrada para apagar el fuego con una actuación relámpago.
Con corredores en segunda y tercera y sin outs, Glasnow necesitó apenas tres lanzamientos. Primero provocó un elevado dentro del cuadro de Ernie Clement, y luego, en el siguiente turno, Andrés Giménez conectó una línea al jardín izquierdo que fue capturada por Kiké Hernández, quien de inmediato completó una doble matanza para finalizar el encuentro.

Con esa jugada, los Dodgers se convirtieron en el primer equipo en ganar un Juego 6 de Serie Mundial como visitantes mediante una doble matanza que puso fin al partido con la carrera del empate en posición de anotar. Lo que parecía una rareza se repetiría en el Juego 7, inmortalizando una secuencia sin precedentes en la historia de la MLB.
Con su noveno campeonato, Los Ángeles consolida una etapa dorada que combina talento joven, dirección estratégica y experiencia en momentos de máxima presión.





