Todo indicaba que la directiva de La Máquina le estaba cumpliendo un capricho a Martín Anselmi. Gastar 11 millones de dólares en un central de 22 años, como lo es Jesús Orozco Chiquete, dejar ir a Romo, indicaba que era un berrinche muy caro para el equipo. Pero fue todo lo contrario.
En la cabeza de Anselmi hay un Cruz Azul que ya no tiene que improvisar, consigue especialistas y regresa a jugadores a su posición natural.
La nueva defensa de La Máquina tendrá a Piovi como libero (Lira regresa a la contención y queda como suplente en la central), Chiquete marcando por izquierda, Ditta por derecha, Jorge Sánchez como carrilero por derecha y Omar Campos por izquierda. Una línea defensiva con tres centrales, con buen manejo de balón, con buena marca, veloces y con mayor juego aéreo. Por los costados ahora tiene a dos jugadores profundos, con llegada a la línea de fondo. Sin duda, una mejor versión a la que mostró el torneo pasado.
Para el doble cinco tiene a Lira-Charly y Faravelli-Montaño, cuatro para dos posiciones.
Recupera mayor juego por los extremos al tener a Rotondi y Alexis Gutiérrez por izquierda; Rivero y un volante ofensivo que están fichando en Sudamérica.
En el eje de ataque tiene tres o, mejor dicho, cuatro opciones: Sepúlveda, Giakoumakis, Fernández y el jovencito Levy, opciones todas interesantes en ataque.
Transferir a Romo fue el precio que pagó Anselmi para mejorar en defensa, libera a Rotondi y Rivero para utilizarlos como comodines para suplir cualquier ausencia.
Parece que el costo fue más alto de lo que fue. Lo de Romo le dolió más la afición que al cuerpo técnico. Queda claro que el técnico argentino ya no quiere improvisar y apuesta por jugadores en puestos naturales.
Es difícil de explicar al aficionado, pero Cruz Azul consiguió equilibrar la plantilla y se mantiene como candidato al título.
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