El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este martes 8 de julio la imposición de un arancel del 50 % a las importaciones de cobre, como parte de una nueva etapa en su estrategia de reindustrialización nacional. Además, advirtió que impondrá gravámenes de hasta 200 % a productos farmacéuticos si las empresas no reubican su producción en territorio estadounidense.
Durante una reunión de gabinete, el mandatario fue enfático: “Hoy nos centraremos en el cobre”, y adelantó que la medida entrará en vigor el próximo 1 de agosto, sin contemplar prórrogas.

En cuanto al sector salud, Trump fue directo con las farmacéuticas: “Les daremos aproximadamente un año, un año y medio, para venir. Después se les aplicarán aranceles si tienen que traer productos farmacéuticos, medicamentos y otros artículos. Se les aplicará un arancel muy alto, de aproximadamente el 200%.”
Estas acciones se enmarcan dentro de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, que permite establecer aranceles cuando se considera que una importación representa una amenaza para la seguridad nacional. La administración Trump sostiene que sectores como el cobre y los medicamentos deben producirse internamente para reducir la dependencia de proveedores extranjeros.
Desde abril, su equipo ha reactivado investigaciones sobre sectores estratégicos y ha reforzado su postura de que la economía estadounidense debe recuperar el control de su cadena de suministro industrial.

El anuncio impacta directamente a países como México, Chile y Perú, importantes proveedores de cobre, así como a industrias farmacéuticas con plantas de manufactura fuera de EE.UU. Tras el mensaje presidencial, los precios del cobre subieron en los mercados internacionales ante la expectativa de una menor oferta al mercado estadounidense.
Por otro lado, las farmacéuticas enfrentan ahora una disyuntiva operativa: relocalizar sus procesos o absorber el efecto de aranceles que duplicarían sus costos de exportación.





