KARLA UZETA
La unión consistió el motivo por el que esta generación del Tri se volvió inolvidable. A decir de Ramón Ramírez, el hecho de que más que un equipo se convirtieran en una familia, fue lo que los impulsó a lograr éxitos que hasta la fecha siguen siendo recordados por la gente.
"Fue un muy buen grupo. Yo creo que la clave de este equipo era eso, ser equipo, vernos no sólo como compañeros de trabajo sino como familia. Quizá es una generación especial porque se combinaron muchas cosas para quedar en la memoria de los aficionados, porque veníamos de un castigo del Mundial del 90, la primera invitación a una Copa América; todo eso hizo que el equipo se uniera y se hiciera una muy buena comunión.
"Muchos no sabíamos ni a lo qué íbamos, no imaginábamos que tendríamos esos resultados. Confiábamos en nuestra capacidad, pero desconocíamos el nivel de los otros”, dijo.
20 años después, el tiempo y las circunstancias le han hecho olvidar el impacto generó este equipo en la opinión pública.
"A veces gente te lo recuerda, me siento contento de haber puesto mi granito de arena en parte de la historia de nuestro futbol que a veces perdemos la dimensión de lo que fue”, señaló.
Ramón, levanta la mirada al cielo y recuerda lo que fue el viaje a Ecuador. "El viaje tuvo sus problemas, antes de partir a Ecuador había dificultades con contratos, estábamos buscando que se negociaran cosas y antes de partir se definió que se hiciera un Draft especial. A partir de ahí el equipo se fortaleció, mentalizó y nos movimos por aquello de que ‘había mucho que ganar y nada que perder’ y confiábamos en nuestras condiciones", indicó.
Haber sido parte de ese plantel que rompió esquemas representó para Ramón "la oportunidad de darse a conocer al mundo".




