Con 11 goles en 16 jornadas, Armando González ya supera en contundencia —en relación con el tiempo de juego— a figuras como Chicharito y Alan Pulido cuando tenían su misma edad. Con apenas cuatro torneos en Primera División, estos números y un Mundial en puerta, La Hormiga está dando mucho de qué hablar.
¿Merece ya estar en la selección o aún es muy aventurado decirlo? ¿Está listo para una responsabilidad mayor?
Sin duda, el talento genera oportunidades, pero no lo es todo. Hay muchas variables, y si no se tienen, se puede pasar del debut al fracaso, de la expectativa a la debacle.
En cualquier ámbito de la vida, para asumir más responsabilidades debemos estar preparados internamente: conocer nuestras fortalezas y debilidades, nuestros miedos y motivaciones.
Armando ha demostrado tener gran talento y habilidad, pero, ¿tiene la madurez emocional para gestionar la presión en un contexto de exigencia internacional, donde los egos a veces pesan más de lo que se espera?
Cuando se asume un rol de alta responsabilidad sin esa preparación interna, la presión puede paralizar y los fantasmas aparecen en forma de enemigo interno que nos autosabotea.
A mayor responsabilidad, mayor visibilidad y expectativa; si no se tiene el soporte emocional, la vulnerabilidad al fracaso también es mayor, y la frustración y la desmotivación no se hacen esperar.
La Hormiga está probando el éxito, pero no debe dejarse llevar; tiene que escuchar a quienes ya han recorrido ese camino y contar con un buen acompañamiento.
Su actual entrenador reconoce su calidad y sus logros; sin embargo, sabe que aún es pronto para pensar en portar la camiseta nacional: "Tiene que seguir trabajando para seguir evolucionando en su juego; tiene aspectos muy buenos y otros en los que le ayudaremos a crecer".
Es importante tener un mentor que guíe y nivele expectativas, que lo ayude a reconocer que, a pesar de sus méritos, el timing, la experiencia necesaria y la confianza pueden tardar un poco más en llegar, para que esté en el mejor momento y no queme la oportunidad.
Armando tiene un mentor visible (Chicharito), pero ¿ese mentor tiene el perfil de líder que acompañe de manera íntegra a La Hormiga?
Chicharito es conocido por su manera de pensar en grande, por no achicarse, pero también ha estado involucrado en situaciones que han dejado mal parado su liderazgo.
Un mentor líder debe estar abierto al propio estilo de su mentee, demostrar y enseñar humildad, respeto y acompañamiento. Sin querer juzgar a Hernández, sus actitudes públicas no reflejan lo anterior.
No importa si es Chicharito, Milito o alguien más: Armando debe desarrollar su propia voz y criterio.
Deberá hacer un ejercicio de reflexión y autoconciencia, preguntándose si realmente está listo para esa responsabilidad o si aún le falta cumplir algunos objetivos previos.
El camino hacia nuestras metas casi nunca es lineal, y tampoco se alcanza solo con talento o desempeño individual. La clave está en una preparación integral, adquirir experiencia, tener una mentoría consciente y un entorno adecuado.
Para cualquier jugador, la Selección Mexicana debe ser una plataforma y no una carga; la diferencia está en qué tan preparado se está —física y mentalmente— para portar la camiseta.




