La Selección, sin piel para la crítica

María del Mar Salinas

Con más de 20 años de experiencia en comunicación estratégica, actualmente se desempeña como coach ejecutivo y de vida, abordando cada situación con empatía y desde diferentes perspectivas.

La Selección, sin piel para la crítica
La Selección, sin piel para la crítica | RÉCORD

María del Mar Salinas

Con más de 20 años de experiencia en comunicación estratégica, actualmente se desempeña como coach ejecutivo y de vida, abordando cada situación con empatía y desde diferentes perspectivas.

La Selección Mexicana cierra el año con derrotas, frustraciones y un tsunami de críticas, abucheos y rechiflas. Primero tras el empate en un partido soso frente a Uruguay en Torreón y, posteriormente, en la derrota ante Paraguay el pasado martes en San Antonio.


 Ante la turbulencia que viven, los jugadores han sido transparentes al mostrar su inconformidad ante el enojo de la afición: desde un irónico comentario del capitán Edson Álvarez con un “Qué lindo es estar en casa, ¿eh?”, acompañado del “Lo que deja triste es jugar de local y que te abucheen […] tal vez por eso siempre nos llevan a Estados Unidos” del delantero Raúl Jiménez. Sin embargo, Javier Aguirre fue contundente al afirmar: “El que no esté preparado para el juicio público no está preparado”.


Estas reacciones abren la conversación a un tema más humano y universal: ¿qué significa no poder con las críticas? ¿Qué revela —en cualquier profesión— cuando una persona no aguanta o se cae ante las muestras de inconformidad del entorno? Aguirre lo tiene claro: “[…] Necesitamos paz mental, equilibrio emocional, piel gruesa…”.


La crítica toca lugares que no nos gustan, que ocultamos o que queremos olvidar. La reacción no es propiamente a la crítica, sino a cómo nos hace sentir; a lo que creemos que significa sobre nosotros. ¿Dónde nos está pegando? ¿En nuestro valor como persona, en nuestras capacidades…? Ahí donde más duele es donde están nuestras heridas, y las críticas son el espejo que nos las muestra, aunque a veces no queramos verlas.


 Tras las críticas, el diálogo interno es la clave para salir adelante, aunque también puede ser el yunque que nos hunda más. La diferencia está en el autoconocimiento y en el manejo emocional.

 

En el futbol, como en la vida, la crítica forma parte del juego. No se puede controlar ni a los medios, ni a la afición, ni al entorno; lo único que sí podemos controlar es nuestra respuesta. Y para hacerlo de manera asertiva primero hay que reconocer lo que incomoda, entender por qué incomoda y decidir, de forma responsable, qué vamos a hacer con eso.


En un estadio, los abucheos son un termómetro emocional de la afición, no un juicio final. Para sobrellevarlos se requiere madurez y liderazgo personal, donde quede claro que mantenerse de pie no depende del aplauso externo.

 

La Selección Mexicana requiere jugadores con la fortaleza suficiente para aprender a escuchar las críticas sin ser destruidos: tomar lo útil, hacer lo necesario, sacudirse lo que no corresponde y regresar al campo para demostrar, porque el trabajo habla más que cualquier declaración desatinada.


Quienes ocupan posiciones públicas o de alta responsabilidad tienen que lidiar con la presión externa y están obligados a desarrollar las habilidades necesarias para enfrentarla. Trabajar internamente con lo que nos molesta cuando recibimos una crítica es una responsabilidad individual para cualquier persona que quiera crecer en serio, no importa si es capitán, delantero, portero, gerente o director.


Como dijo el historiador romano Tácito: “Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas”.