James Watson, uno de los científicos más influyentes del siglo XX y premio Nobel de Medicina 1962, falleció a los 97 años. Su nombre quedó grabado en la historia por descubrir, junto con Francis Crick, la estructura del ADN, pero también por protagonizar varias polémicas que opacaron sus logros.
El Laboratorio Cold Spring Harbor, donde trabajó buena parte de su carrera, confirmó su muerte. Watson fue también el primer director del ambicioso Proyecto Genoma Humano, una figura clave en el desarrollo de la biología molecular moderna… y también un personaje incómodo.

Comentarios racistas
Porque además de ciencia, Watson dejó declaraciones que, sin anestesia, lo etiquetaron como racista, sexista y homófobo. En 2007 dijo al Sunday Times que era “intrínsecamente pesimista respecto al futuro de África” porque “todas nuestras políticas sociales se basan en la premisa de que su inteligencia (la de los negros) es igual a la nuestra (los blancos), cuando en realidad todas las pruebas demuestran lo contrario”.
La bomba fue tal que tuvo que pedir disculpas: “A todos los que dedujeron de lo que dije que África, como continente, es genéticamente inferior, a todos ellos les pido disculpas. No es lo que quise decir. No hay base científica para aseverarlo”, publicó la BBC.

“Lo único que pudimos decir cuando lo conseguimos: ¡Es tan hermoso!”
Nacido en Chicago en 1928, Watson era un niño curioso que a los 8 años se preguntaba por qué migraban las aves. A los 19 ya tenía un título universitario, y antes de cumplir 25 años, descubría junto con Crick la estructura en doble hélice del ADN: “Lo único que pudimos decir cuando lo conseguimos: ¡Es tan hermoso!”.
Ese hallazgo lo hizo con la ayuda (y los datos) de Rosalind Franklin, una química británica cuya contribución fue ignorada durante décadas. “Cuando tenía 25 años, mi colega Francis Crick y yo publicamos un artículo muy corto describiendo la estructura del ADN. Pensamos que era una bomba y afortunadamente, lo fue”.
Su libro La doble hélice (1968) causó controversia al relatar sin filtros cómo fue ese descubrimiento… y cómo usó datos ajenos para lograrlo. No se salvó ni él mismo.

Nobel, director de laboratorio y vendedor de su Nobel (literal)
Watson dirigió el laboratorio Cold Spring Harbor durante 25 años, impulsó la biología molecular moderna y fue el primer director del Proyecto Genoma Humano. También fue el primer laureado vivo en vender su Nobel: lo subastó en 2014 por 4.76 millones de dólares. El millonario ruso que lo compró… se lo devolvió.
“Estar impulsado por el deseo de encontrar la verdad, esa es realmente mi herencia. La verdad, a veces no la encuentras y es complicado, pero siempre tienes que si puedes comenzar con la verdad, eso es útil”, dijo a CNN en 2013.

Pero no todo fue ciencia: racismo, homofobia y sexismo
En los últimos años, Watson volvió a generar repudio por insistir en sus posturas sin fundamento científico. En 2019 repitió comentarios racistas sobre la inteligencia de personas negras, lo que le costó sus últimos títulos honorarios en Cold Spring Harbor.
“Creo que desde temprano, quise hacer algo importante con mi vida. Todavía quiero pensar en la ciencia y en realidad en nada más”. Lo hizo. Pero lo empañó. Así se va James Watson: científico brillante, enfant terrible y, en sus últimos días, el villano de su propia historia.




