Lorena Rodríguez Moreno, sabe cómo es vivir con una depresión profunda y donde el mundo se le cierra en ocasiones. A los 17 años comenzó su lucha con la ansiedad persistente, que ningún medicamento, terapia o alternativa pudo controlar.
“Yo lo había intentado todo”, afirma. “Terapias psicológicas, cambios de médicos, terapias alternativas, una larga lista de psiquiatras y fármacos que mi cuerpo terminaba rechazando. Pero nada funcionaba”, dijo en entrevista.
El 9 de abril, su historia cambió. En el Hospital Internacional de Colombia (HIC), se convirtió en la primera persona en el país en recibir una cirugía de Estimulación Cerebral Profunda (DBS) como tratamiento para la depresión resistente.
“Estuve seis horas despierta durante la cirugía. Superó toda la ficción. Sentía que mi mente estaba siendo reprogramada”, expuso. La operación, encabezada por el neurocirujano William Contreras, implicó la implantación de electrodos en su cerebro y una batería en el pecho que emite impulsos eléctricos para modular la actividad cerebral.
Un proceso de dos años y muchas esperanzas
El camino hacia la intervención no fue fácil: tomó casi dos años de evaluaciones por un equipo multidisciplinario compuesto por neurólogos, psiquiatras, neuropsicólogos, epidemiólogos y electrofisiólogos. La cirugía no es una cura definitiva, pero representa una esperanza concreta para pacientes que han agotado todas las opciones.
“Volví a querer salir a un centro comercial, a comerme un helado. Volví a maquillarme, a vestirme con ilusión. Es como si me hubieran dado una segunda oportunidad”, detalló.
¿Para quién es esta cirugía?
No todos los pacientes califican. Deben haber probado múltiples tratamientos convencionales y ser valorados por dos psiquiatras que coincidan en que se agotaron todas las alternativas posibles. Además, deben haber intentado estimulación magnética, terapia electroconvulsiva y otros procedimientos.
“No curamos nada, pero sí mejoramos la calidad de vida de los pacientes”, explica el Dr. Contreras. Para Lorena, el mensaje es claro: “No se rindan. Hay una salida, y merecen encontrarla”.
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