Nick Mason y Le Mans: cuando la música y el motor se juntaron

Los metales de la batería y el rugir de los motores de los autos pueden tener pocas cosas en común, sin embargo, Nick Mason demostró que algunas veces van de la mano. El legendario baterista de la banda Pink Floyd no solo estuvo en una de las bandas más aclamadas de todos los tiempos, sino que también llegó a participar en una de las carreras más demandantes del mundo: las 24 Horas de Le Mans.

Arquitecto de profesión, músico por obsesión y piloto por pasión, tres carreras en un mismo hombre que, en sus años mozos, desafió al destino y miró a los ojos a la vida misma. Durante el proceso creativo de "The Wall" en 1979, el baterista fue invitado a participar en la carrera del circuito francés, a lo que no dudó ni un solo segundo.

A bordo de un Lola T297, de BMW, el baterista nacido en Birmingham -tierra de músicos como Ozzy Osbourne- tuvo una actuación sobresaliente. Lo interesante de una carrera como Le Mans son los relevos, así como lo extenuante que es, Mason estuvo en pista alrededor de siete horas.

¿En qué lugar quedó Mason?

Pese a ser un "inexperto" entre profesionales, la pista fue su escenario y la caja de velocidades fue sus baquetas, las cuales hizo sonar como una auténtica pieza psicodélica. Nick Mason desafió al mundo entero junto a sus compañeros de equipo llamado "The Dorset Racing Association Lola" Brian Joscelyne, Tony Birchenhough y Richard Jenvey, quienes obtuvieron un merecido séptimo puesto.

Otro ladrillo en la pared de Mason

El éxito del álbum conceptual de Pink Floyd llevó a la banda a ser una de las más reconocidas en el planeta entero, no obstante, la lucha de egos de David Gilmour y Roger Waters creció.

Entre esos genios escandalosos, con notas de bajo cada vez más fuertes y una guitarra aún más desgarradora, Nick Mason comenzó a sentir esa tensión, pero el refugio idóneo siempre fue la pista. El baterista y percusionista estuvo en cuatro ocasiones más en la carrera francesa, pero nunca pudo replicar el éxito de 1979.