El expiloto y exjefe de operaciones de Red Bull, Richard Hopkins, compartió su perspectiva sobre la situación de Michael Schumacher y la estricta privacidad que lo rodea desde el accidente de esquí ocurrido en diciembre de 2013. El alemán, siete veces campeón mundial de Fórmula 1, sufrió un golpe en la cabeza que lo dejó en coma inducido y, desde entonces, no ha vuelto a aparecer públicamente.
Schumacher permanece bajo cuidados médicos continuos en su residencia ubicada en el lago de Ginebra, donde es atendido por un equipo especializado y por su esposa, Corinna Schumacher. Sin embargo, la familia ha mantenido un hermetismo constante acerca de su condición, y muy poca información ha llegado al dominio público.
De acuerdo con reportes recurrentes, solo un grupo muy reducido de personas tiene autorización para visitarlo. El círculo es descrito como extremadamente limitado y la familia mantiene en secreto el estado de salud del histórico piloto.

Richard Hopkins habla de Schumacher
Hopkins, quien se hizo amigo de Schumacher en los años 90 mientras trabajaba como mecánico en McLaren, habló con SPORTbible sobre la situación. El exmiembro de Red Bull señaló: “No he sabido nada últimamente. Tengo entendido que tiene un médico finlandés, un médico personal”. Más adelante agregó: “No creo que volvamos a ver a Michael. Me incomoda un poco hablar de su condición porque la familia, por las razones correctas, quiere mantenerlo en secreto”.
El expiloto destacó que no forma parte del círculo cercano con acceso a información directa. “Puedo hacer un comentario, tener una opinión, pero no pertenezco a ese círculo íntimo. No soy Jean Todt, ni Ross Brawn, ni Gerhard Berger, quienes visitan a Michael. Estoy muy lejos de eso”, señaló.

Hopkins también fue cuestionado sobre si ha conversado con personas que han visitado a Schumacher. “No puedo decir que sea el mejor amigo de Jean Todt, o de Ross, o de Gerhard”, afirmó. Añadió que incluso entre los más cercanos prevalece un alto grado de respeto: “Creo que incluso si fueras el mejor amigo de Ross Brawn y le preguntaras qué tan bien está Michael, e incluso si le dieras a Ross mucho vino tinto bueno, no creo que se abriera y compartiera. Creo que existe ese respeto por parte de cualquiera que va a visitar a Michael de no compartir nada. Así lo quiere la familia. Creo que es justo y respetuoso con la familia. Incluso si lo supiera, se decepcionarían si lo compartiera de todos modos”.

Hopkins recordó que, más allá de la imagen competitiva que Schumacher proyectaba, existía un contraste significativo en su vida privada. Comparó su carácter con el de Mika Häkkinen, destacando que ambos tenían un “alter ego” lejos de las pistas. “Si no conocías a Michael y comenzabas a ver la F1 en 2004 o 2005, probablemente tendrías una opinión de él en ese período sin conocer a la persona detrás de esa personalidad”, afirmó.
Añadió que esa percepción podía llevar a conclusiones equivocadas: “Es posible que veas a este conductor demasiado confiado que tenía este grado absoluto de arrogancia, esa confianza del 100 por ciento. Uno pensaría que probablemente era una persona difícil en su vida privada, pero desde luego no lo era. Era un gran padre y un gran esposo”.

Michael Schumacher, quien actualmente tiene 56 años, se consolidó como uno de los pilotos más exitosos en la historia de la Fórmula 1. Obtuvo el campeonato mundial en 1994, 1995, 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004. A estos títulos se suman 71 vueltas rápidas y 155 podios conseguidos a lo largo de una extensa trayectoria en las pistas.




