Miles de hinchas de Flamengo tomaron este miércoles las calles de Río de Janeiro con una mezcla de fervor, cánticos y expectativa, en una caravana multitudinaria para despedir al plantel que viajó a Lima para disputar la final de la Copa Libertadores. Lo que parecía una muestra de apoyo apasionada terminó envuelta en violencia y caos: al rodear el autobús que trasladaba a los jugadores hacia el aeropuerto, algunos aficionados treparon al techo del vehículo, lo que desencadenó una respuesta policial con gases lacrimógenos y balas de goma. La jornada cerró con varios heridos y una ciudad nuevamente en alerta por disturbios relacionados con fútbol.

El episodio no solo generó conmoción en redes sociales y medios brasileños, sino que levantó cuestionamientos sobre la seguridad en los traslados de clubes grandes y el papel de las autoridades ante movilizaciones masivas. En un país donde el fútbol es pasión, esta vez esa pasión rozó el límite: lo que debía ser una despedida triunfal derivó en tensión y preocupación.
Ahora, mientras el plantel de Flamengo prosigue su camino a Lima, las repercusiones del incidente siguen presentes: hinchas lastimados, imágenes virales, y una urgencia por revisar los protocolos de seguridad en eventos deportivos de alto impacto.
Lo que pasó: caravana, hinchas en el techo y reacción policial
La movilización empezó como una muestra de apoyo entusiasta. A su paso por las calles de Río, miles de simpatizantes del Flamengo rodearon el autobús que trasladaba al equipo rumbo al aeropuerto internacional Galeão. Algunos, motivados por la emoción, treparon hasta el techo del vehículo en un intento de acercarse a sus ídolos.
Pero la euforia pronto dio paso al caos. Según reportes de agencias internacionales, cuando la caravana se acercó a un punto de control policial cerca del aeropuerto, los efectivos intentaron dispersar a la multitud con gases lacrimógenos y balas de goma, en un operativo que terminó en enfrentamientos. Periodistas de la agencia AFP y testigos confirmaron que hubo varios heridos —al menos un simpatizante con cortes en el rostro y otros con hematomas—, producto de la represión.

La reacción de los jugadores también fue capturada en redes sociales: algunos posaron sonrientes con hinchas durante el incidente, lo que generó críticas de quienes evalúan que la seguridad debería primar sobre la cercanía emocional en contextos tan explosivos.
Contexto reciente: violencia y accidentes en movilizaciones de hinchas del Mengão
Este no es el primer incidente que involucra movilizaciones masivas de hinchas del Flamengo. En octubre de 2025, por ejemplo, un colectivo que trasladaba seguidores rumbo a Buenos Aires para un partido decisivo de Copa Libertadores volcó en la autopista Presidente Dutra, en Río de Janeiro. El accidente dejó decenas de heridos —al menos 16 de ellos, según autoridades locales—.
Además, históricamente las celebraciones tras títulos del Flamengo han terminado en choques similares. Tras la consagración en la Libertadores 2019, una caravana de festejo por las calles de Río culminó en disturbios entre los aficionados y la policía, con imágenes que dieron la vuelta al mundo.

Estos antecedentes muestran un patrón preocupante: la mezcla de fervor, alcohol, aglomeraciones masivas y la cercanía al equipo suele derivar en incidentes que terminan manchando la pasión futbolera.




