El estadio de los Blues acoge un enfrentamiento clave en la Premier League: el Chelsea recibe al Wolverhampton en un momento en que ambos equipos necesitan respuestas urgentes. La jornada 11 ofrece una oportunidad para marcar tendencia.
El equipo dirigido por Enzo Maresca busca reencontrar la regularidad que le ha faltado esta temporada; los altibajos han sido su perfil y el rival de turno —último de la tabla con solo dos puntos— aparece como la prueba que deben superar.
En su última salida europea, el entrenador fue muy crítico con el rendimiento colectivo: “La gran diferencia hoy para mí estuvo dentro del área… El gol que concedimos, para mí es un gol tonto”, dijo tras el empate 2-2 en Champions ante el Qarabag.
Por su parte, los Wolves atraviesan uno de sus peores inicios de campaña en la Premier. Sin victorias tras diez jornadas y con una profunda crisis de confianza, el equipo ha decidido despedir a su técnico y busca reinventarse lo antes posible.
El debate interno en Stamford Bridge
En la previa al duelo, Maresca vuelve a insistir en que la clave está en la contundencia ofensiva y la solidez defensiva. “Tuvimos cantidad de llegadas y no fuimos suficientemente contundentes”, admitió. El técnico entiende que el rival actual exige concentración máxima.
El ambiente en Stamford Bridge refleja ese mensaje: la afición espera una versión más estable, que elimine los despistes y convierta el dominio en resultados. El equipo está en casa y la obligación de sumar tres puntos pesa más que nunca.
Por otro lado, los Wolves han realizado una sacudida: la destitución de Vítor Pereira tras el peor arranque del club, con solo dos puntos en diez partidos, ha abierto una etapa de incertidumbre. Entre los candidatos para sustituirlo figuran Rob Edwards y Erik ten Hag, ambos con experiencia y ambición.




