Por momentos, la historia de Germán López parece una de esas tramas que nacen en el polvo de una cancha improvisada y terminan, contra toda lógica, en uno de los clubes más importantes del mundo. Desde Oaxaca hasta Londres —o más precisamente, Portsmouth— el camino fue cualquier cosa menos directo. Fue un trayecto hecho de dudas, renuncias, reinicios y una fe absoluta en el fútbol como motor de vida.
López recuerda que su vínculo con el futbol nació desde muy temprano. “Desde que tengo memoria me ha gustado el futbol”, afirma. A los seis años, sus padres lo inscribieron en una escuelita del Cruz Azul en Oaxaca, aunque esa etapa duró poco.
Durante su adolescencia buscó convertirse en futbolista profesional. Probó suerte en diferentes categorías del futbol mexicano. “Intenté en tercera, cuarta y segunda división. Entrené con algunos equipos, pero nunca debuté”, recuerda. Su último intento fue en Ocotlán, Oaxaca. “Viajaba todos los días para entrenar, pero no se me dio. Después de eso, el sueño se fue diluyendo”.

Un viaje inesperado lo llevó a Europa
Tras dejar su empleo en Oaxaca, López decidió viajar como mochilero por Sudamérica y Centroamérica. En ese recorrido conoció a un francés que lo invitó a visitarlo en Europa, y aceptó. Llegó primero a Francia y luego a Gales, donde realizó voluntariados.
Fue en Reino Unido donde decidió cambiar el rumbo de su vida. “Yo no vine buscando dedicarme al fútbol. Simplemente estaba viajando y la vida me trajo aquí”, explica. Sin embargo, una frase de un amigo fue decisiva: “A los 27 puedes dedicarte a lo que tú quieras. Ahí me cayó el veinte. No pude ser futbolista, pero sí pude prepararme para ser entrenador”, señala.
Inició su formación con la federación inglesa y, durante la pandemia, continuó sus estudios con la Federación Escocesa. Al mismo tiempo, debía sostenerse económicamente. “Vendíamos tacos, burritos, quesadillas, nachos… poníamos cumbias y rancheras; era casi una fiesta. Eso me ayudó a sobrevivir mientras estudiaba y mejoraba mi inglés”, relata.
Entre el Portsmouth, la fábrica y la crisis personal
Su primera oportunidad en el futbol inglés llegó con el Portsmouth, donde trabajó en un área previa a la academia. Sin embargo, tras pedir un mes de vacaciones para visitar México, le ofrecieron solo diez días. “Me dijeron que si me iba más tiempo, tenía que renunciar. Me molesté y decidí hacerlo”.
Al regresar a Inglaterra se encontró sin empleo. “Entré a una fábrica. No me alcanzaba ni para la gasolina. Fue muy duro”, recuerda. En ese periodo, vivió uno de sus momentos más difíciles. “Con 33 años y una hija, tuve que pedirle dinero a mi papá. Me dio mucha vergüenza. Estaba pensando seriamente en dejar todo esto”.
La llamada del Chelsea FC
Cuando Germán ya contemplaba abandonar su carrera como entrenador, recibió una llamada inesperada. “Un día sonó mi teléfono y me dijeron: ‘Somos del Chelsea, ¿puedes venir a una entrevista?’ Yo ni recordaba haber aplicado”, explica.
Tras una entrevista virtual y una práctica, fue seleccionado. Primero entró mediante outsourcing y, tras diez meses, recibió una oferta formal del club. “Le dije a mi jefe que me iba porque ya no podía mantenerme. Él me pidió esperar 15 días porque mi contrato estaba por aprobarse. A los diez días me llegó el contrato. Ese momento me cambió la vida”, recuerda.

Su metodología y el sello mexicano
López trabaja actualmente con niños dentro de la estructura formativa del Chelsea FC. Se define como un entrenador que prioriza el aprendizaje. “Siempre les digo: esta es la fábrica de errores. Aquí pueden fallar, pero lo importante es reflexionar y corregir. Si el niño se siente seguro, saca su mejor versión”.
Reconoce que su estilo está influenciado por su origen. “Soy más expresivo, más alegre, más bromista, como muchos latinos. Entre las bromas hay exigencia, porque trabajamos en un entorno élite. Pero esa mezcla cultural me ha servido para conectar con los jugadores”.
Metas a futuro
Sobre sus aspiraciones, Germán López no duda. “A largo plazo quiero dirigir una selección en un Mundial, idealmente a México. El fútbol es un maratón, no una carrera de 100 metros”, afirma. También planea seguir colaborando en proyectos de formación en Oaxaca y continuar creciendo dentro del Chelsea.
Desde las canchas improvisadas de Oaxaca hasta uno de los clubes más importantes del mundo, la trayectoria de Germán López demuestra que los caminos pueden ser largos, pero los sueños —si se sostienen— pueden cambiar de forma y hacerse realidad.




