En una de esas ironías que el fútbol suele regalar, Luciano Spalletti, el estratega que rompió la sequía de 33 años sin título de Serie A para el Napoli, acaba de convertirse en el nuevo entrenador de la Juventus, el histórico rival del conjunto del sur de Italia.
El técnico toscano firmó con la Juventus un contrato hasta junio de 2026, con posibilidad de renovación automática por dos temporadas adicionales en caso de clasificar al equipo a la Champions League. De acuerdo con información del periodista Fabrizio Romano, el acuerdo contempla un salario cercano a los 3 millones de euros anuales, además de bonificaciones.
Spalletti llega a Turín tras su paso por la Selección de Italia, donde dirigió brevemente después de su exitoso ciclo con el Napoli. Su nombramiento se produce tras el despido de Igor Tudor, quien dejó el banquillo bianconero luego de un mal inicio de temporada.

Un vínculo permanente con el sur: el tatuaje del Scudetto
Más allá de su regreso a los banquillos de la Serie A, lo que más ha llamado la atención en Italia es el recuerdo que Spalletti lleva marcado en la piel: un tatuaje del Napoli que se realizó tras conquistar el campeonato de 2023.
En mayo de aquel año, el estratega decidió inmortalizar la hazaña que significó devolverle la gloria al club partenopeo después de más de tres décadas. En su brazo izquierdo se tatuó el escudo del Napoli, acompañado de una bandera italiana y el número “3”, símbolo del tercer título de liga en la historia del equipo.
El propio Spalletti explicó entonces que aquel gesto representaba su compromiso absoluto con el proyecto napolitano y con una afición que lo convirtió en héroe: “Uno scudetto è per sempre” (“Un Scudetto es para siempre”).

De la devoción partenopea al desafío bianconero
La noticia de su inminente llegada a la Juventus ha generado sorpresa y expectación en el entorno futbolístico italiano. El contraste entre su vínculo emocional con el Napoli y su nuevo desafío con la Juventus, dos clubes separados por una de las rivalidades más intensas de la Serie A, añade un componente simbólico a su regreso.
En Nápoles, Spalletti es recordado como el arquitecto del sueño que unió a toda la ciudad. En Turín, el reto será reconstruir a una Juventus que busca recuperar su identidad competitiva tras años de altibajos. Su experiencia, disciplina táctica y capacidad para gestionar vestuarios complejos lo convierten en una apuesta de alto perfil para el club bianconero.

El tatuaje de Spalletti ha pasado de ser un emblema de fidelidad a un símbolo de las vueltas del destino en el fútbol. Mientras se prepara para asumir en el banquillo juventino, aquella marca en su brazo recuerda un capítulo irrepetible de su carrera y de la historia del Napoli.
Para muchos, su llegada a la Juventus no borra ese pasado; al contrario, lo subraya. En un deporte donde los colores dividen, Spalletti lleva grabado en la piel que la pasión por el fútbol, como su tatuaje, puede ser eterna, incluso cuando el rumbo profesional lo conduce hacia territorios rivales.





