Egipto hizo valer su jerarquía y, con un gol de Mohamed Salah, derrotó 1-0 a Sudáfrica para apoderarse de la cima del Grupo A de la Copa África, en un duelo cargado de tensión, decisiones arbitrales y momentos clave antes del descanso.
El resultado toma especial relevancia para México, ya que Sudáfrica es uno de los rivales del Tricolor en el próximo Mundial, y dejó ver carencias ante un equipo egipcio que supo manejar los tiempos del partido incluso en escenarios adversos.

Durante la primera mitad, el encuentro se disputó con intensidad y fricción constante. Sudáfrica intentó imponer presión en mediocampo, mientras Egipto apostó por la paciencia y por el talento individual de Salah para marcar diferencia en el último tercio del campo.
La jugada que cambió el partido
La jugada que cambió el rumbo del partido llegó tras una acción dentro del área sudafricana, cuando Khuliso Mudau cometió un manotazo sobre Mohamed Salah. El árbitro central revisó la acción en el VAR y no dudó en señalar la pena máxima.
Desde los once pasos, Mohamed Salah no perdonó. Al minuto 45, el capitán egipcio cobró el penal a lo Panenka, con frialdad absoluta, para firmar el 1-0 y desatar la euforia del conjunto africano justo antes del descanso.

¿Hubo tensión?
Sin embargo, la calma duró poco para Egipto. Apenas dos minutos después del gol (45+2), Mohamed Hany fue expulsado tras ver la segunda tarjeta amarilla, en una acción que encendió los ánimos y provocó un conato de bronca entre ambos equipos.
Aunque el partido amenazó con salirse de control, la intervención arbitral evitó mayores consecuencias y permitió que el encuentro continuara.
Egipto supo resistir y administrar la ventaja, sellando una victoria clave que lo coloca como líder del grupo, mientras Sudáfrica, rival de México en el Mundial, mostró fragilidad en momentos determinantes y se fue sin puntos de un duelo que dejó más dudas que certezas.





