Nigeria obtuvo una victoria por 2-1 ante Tanzania en el Grupo C en la antigua “ciudad imperial” de Fez, pero su desempeño puede generar preocupación.
Las Súper Águilas comenzaron mejor el partido y deberían haber marcado mucho antes de que Semi Ajayi finalmente rompiera el empate en el minuto 36 con un cabezazo tras un centro de Alex Iwobi después de un córner corto.
Charles M'Mombwa empató contra lo previsto al comienzo del segundo tiempo, y aunque Ademola Lookman respondió casi de inmediato, el gol de los Taifa Stars pareció drenar la confianza de Nigeria.

La estrella nigeriana Victor Osimhen, a quien previamente le habían anulado un gol por fuera de juego, se mostró disgustado cuando fue sustituido en el minuto 86, tras intercambiar palabras con el entrenador Éric Chelle.
Ibrahim Hamad perdió la última oportunidad para Tanzania, y Nigeria, finalista derrotada en la última edición, finalmente tuvo la experiencia suficiente para mantenerse.
Un triunfo bajo la lupa en el Grupo C
El resultado permitió a las Súper Águilas sumar tres puntos importantes en el Grupo C, aunque el rendimiento dejó más dudas que certezas. En redes sociales, varios aficionados y analistas nigerianos señalaron la falta de contundencia y las desconcentraciones defensivas como señales de alerta en un equipo que llegó al torneo con expectativas altas tras ser subcampeón en la edición anterior.

Del lado de los Taifa Stars, la actuación fue vista como una muestra de crecimiento competitivo. Medios africanos destacaron la valentía del conjunto tanzano para no replegarse tras el gol en contra y su capacidad para incomodar a un rival históricamente superior. El empate momentáneo reforzó la percepción de que Tanzania puede ser un rival incómodo en el grupo.
La atención también se centró en la relación entre Victor Osimhen y el técnico Éric Chelle. El visible malestar del delantero al ser sustituido generó debate en plataformas digitales, donde algunos interpretaron el gesto como frustración personal, mientras otros lo atribuyeron a la presión de liderar a una selección obligada a pelear por el título desde la fase de grupos.




