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Opinión

Carlos Ponce de León

Director de Marca, experto en futbol nacional e internacional. En su columna tendrás un análisis veraz y oportuno.

El enemigo de Concacaf

2021-07-12 | Carlos Ponce de León
CARLOS PONCE DE LEóN
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Es México, el gran enemigo de Concacaf. A pesar de ser el grande de la zona, los deseos de crecer, de aspirar a jugar con tras selecciones de mejor nivel como las de Conmebol, que gane constantemente los boletos al Mundial y los torneos que organiza no le conviene, le quita espacios a las demás federaciones que sin importar que su futbol no esté desarrollado ni a nivel semiprofesional, cuentan como un voto igual que el de nuestro país.

De los 211 afiliados a FIFA, 35 son de Concacaf, y de esos, dos mandan hoy: México y Estados Unidos, que logró apretar en las últimas dos décadas para ponerse a nuestra altura. En la historia de los Mundiales, sólo 11 representativos de la zona han calificado, seis en una sola ocasión; nuestra Selección tiene 16 participaciones y la de los vecinos del norte, 10. Hoy, en el Ranking FIFA, el Tri es 11º y EU es 20º, después aparece Jamaica en 46º y Costa Rica 50º. La jerarquía es innegable. Histórica y vigente.

Sin embargo, a nivel directivo estamos lejos de ese dominio. Desde 1990, cuando Joaquín Soria Terrazas dejó la silla presidencial de la zona, han desfilado jerarcas de la Concacaf de varias nacionalidades, excepto mexicanos. Ni siquiera tenemos representante en el alto consejo, como vicepresidente o secretario general. No tenemos influencia en las decisiones.

A la Concacaf no le importa el futbol mexicano, al contrario, prefiere darle espacio a los chiquitines que significan votos y peso en FIFA, y cada día se hace más patente el desprecio. Sigue fresco el recuerdo de cómo acuchillaron al América en la Champions League región 4, con un reclamo sin eco. Ahora es turno de nuestra Selección, a la que le exigen ir con lo mejor a un torneo sin filtro para cuidar la integridad de los mexicanos. Nos enfrentamos a escuadras que bajo el velo del sueño del balón pueden poner a un carpintero a marcar a Chucky Lozano o a un pescador a barrerse contra el Tecatito. El tema es que el oficio al que se dedican no es el del futbol y eso atenta contra nuestros profesionales.

Es inverosímil que con tal de dar gusto a más Federaciones, la Copa Oro tenga cuatro grupos de cuatro equipos. Es una atrocidad disfrazada de pluralidad. El filtro es laxo, porque importa tener contentas a más. Al fin, el voto de Surinam o Granada vale lo mismo que el de México.

Otro ejemplo es la reciente multa por el grito prohibido, que llegó por el Preolímpico que organizó Concacaf, donde no aplicó el protocolo correcto para detenerlo y salvarnos, se lo pasaron por el arco del triunfo. Mucho después de que se había escuchado, apenas llegó un paso 1. Y nada más. Lo mismo sucedió ante Trinidad y Tobago. La primera advertencia cayó tarde. De querer pararlo a tiempo, se hace, pero cómo se iba a poner en riesgo el partido donde la Confederación recauda la mejor taquilla.

Concacaf es el enemigo de México, no la FMF o el Tri. Pero hay aficionados que aún no lo entienden. Tenemos que unir fuerzas para evitar que la Confederación nos perjudique. Tenemos que ponerle un alto.

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