Cada 12 de diciembre, México entero entona La Guadalupana con devoción frente a la Virgen de Guadalupe. Es un himno que se canta con el corazón, pero pocos saben que esta melodía —que muchos creen anónima— tiene nombre, apellido… y un pasado ligado al cine mexicano.
La versión más conocida de la canción, esa que comienza con el verso “Desde el cielo una hermosa mañana…”, fue compuesta por Manuel Esperón y escrita por Ernesto Cortázar, dos leyendas de la Época de Oro del cine nacional. Su objetivo: crear un canto popular, emotivo y fácil de recordar, que hablara de Juan Diego y la aparición en el Tepeyac.
“La Guadalupana”, la pieza que acompaña Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe cada 12 de diciembre, es una de las melodías más arraigadas en la cultura mexicana.
Del cine a la Basílica (y a Televisa)
Aunque sus raíces se remontan a cantos del siglo XIX, La Guadalupana se consolidó gracias al cine, la radio… y Televisa. A partir de los años 70, la televisora convirtió el evento en uno de los más vistos del año: Las Mañanitas a la Virgen. Ahí se escuchó esta melodía en voces como Lola Beltrán, Lucero, Pedro Fernández, Aída Cuevas y hasta en la inolvidable interpretación de Itatí Cantoral, que se volvió viral.
“Es un canto popular, sencillo y fácil de memorizar que contrastara con los himnos solemnes de la iglesia”, explicaron sobre su propósito.
¿Y Saturnino Junquera?
Existe otra historia. Algunos documentos religiosos atribuyen el origen de esta canción al sacerdote jesuita Saturnino Junquera, quien habría creado una versión más antigua en el siglo XIX. Sin embargo, esta versión circuló oralmente y nunca fue registrada oficialmente. Por eso, la que se canta hoy y que conoce todo México sigue siendo la de Esperón y Cortázar.
“En antiguos cancioneros y boletines guadalupanos editados por órdenes religiosas, se acredita a Junquera como autor de una versión previa del canto”, reportó Milenio.
Así que ya lo sabes: La Guadalupana no es anónima. Tiene historia, tiene autores y tiene un lugar privilegiado en el corazón —y en la garganta— de millones de mexicanos.
