El Real Madrid se llevó el primer asalto de la eliminatoria ante el Atlético de Madrid en un partido muy táctico, sin apenas oportunidades y que fue definido por tres destellos de los tres goleadores: Rodrygo en el minuto 4, el golazo del empate de Julián Álvarez; y el detalle final, convertido en gol, de Brahím Díaz, que acabó dándole ventaja al conjunto madridista para dentro de una semana en el Metropolitano.

Contrariamente a lo que se suponía, fue un partido muy limpio, muy deportivo (sólo una amarilla en todo el choque) y nada polémico, sin intervención alguna del VAR y con un arbitraje perfecto del francés Turpin.
Había tanto miedo en ambos entrenadores que todo estuvo muy medido. Ni Real ni Atlético querían arriesgar, para no conceder ocasiones al rival, y eso concluyó en un encuentro algo insípido en cuanto a ocasiones, si bien Vinicius tuvo una muy clara en el descuento que pudo haber puesto el 3-1 en el marcador.

En definitiva, un 2-1 que pareció contentar a ambos. El Madrid, por adquirir esta ventaja; y el Atlético, por estar confiado en su gran momento y tener la vuelta en casa. Lo más noticiable del partido, eso sí, fue la discreta actuación de Kylian Mbappé.





