Como era de esperarse, sólo era cuestión de tiempo para que aparecieran los revendedores en las inmediaciones del estadio Azteca. Previo al Clásico Nacional, la afición comenzó a llegar y ante el anuncio en taquillas que confirma que el boletaje está agotado, la reventa hace ‘su agosto’.
Sin embargo, el dispositivo de seguridad captó a uno de ellos que vendía junto a su esposa en la entrada de la estación del Tren Ligero, al darse cuenta que los policías los habían visto huyeron del lugar e intentaron esconderse en un puesto de dulces que al parecer es propiedad de un familiar.

Los elementos de seguridad corrieron tras de ellos y se metieron al comercio de dulces para la detención, pero fue ahí donde los insultos sobraron e iniciaron los jalones y empujones. Lo que generó el enojo del revendedor de nombre Raúl ya que su pareja está embarazada pero para la policía poco importó y continuaron con los forcejeos.
La gente de los demás comercios se acercó para ayudar a la pareja, no obstante, también llegaron más elementos de la policía para poner orden y detener al sujeto que aseguraba: “yo me voy solo, no me agarren pero ustedes me quieren agarrar porque no les di su mordida y ya habíamos quedado”, declaró el revendedor que le puso un precio de $1500 al boleto que costó en taquilla apenas $300




