El Club de Futbol Monterrey hizo oficial la destitución de Martín Demichelis apenas unas horas después de su eliminación en Cuartos de Final ante Toluca. El argentino de 44 años, quien asumió el cargo el 19 de agosto de 2024, deja un legado marcado por errores que mermaron su relación con la afición y los resultados esperados. A continuación, desglosamos los “pecados” que definieron su fallido paso por Rayados.

Los pecados de Demichelis
El primer gran pecado de Demichelis fue su “choque” con Sergio Canales, líder indiscutible del equipo. Una discusión acalorada, que culminó con el español pateando una puerta de cristal y lesionándose la pierna, situación que marcó un punto de quiebre. Este incidente parece que fracturó la dinámica interna del vestidor, y el equipo nunca recuperó su cohesión total.
Otro error crucial fue la eliminación en la CONCACAF Champions Cup ante Vancouver Whitecaps. Con la afición ya cuestionando su capacidad, Rayados empató 1-1 en la Ida con un cuadro alterno y luego 2-2 en la Vuelta. Los canadienses avanzaron debido al gol de visitante y el golpe fue devastador para la credibilidad de Demichelis. La pausa por la fecha FIFA posterior parecía el momento ideal para un cambio de timón, pero la directiva optó por mantenerlo, una decisión que prolongó la agonía.

La eliminación ante Toluca en Cuartos de Final fue la estocada final. En el Nemesio Diez, Rayados no supo aprovechar la expulsión de Helinho al minuto 20' y cayó 2-1, empatando el global 4-4 pero quedando fuera por la posición en la tabla. Los goles de Alexis Vega y Paulinho expusieron la fragilidad defensiva y la falta de reacción del equipo de Demichelis, que, a pesar de los cambios, no logró remontar. Esta derrota selló su destino.
Débil entre los débiles
Otro pecado imperdonable fue la derrota en casa ante Xolos de Tijuana, el último lugar de la tabla y sin entrenador en la Jornada 13. En aquel encuentro, Rayados dominó pero cayó, tocando fondo en un partido que la afición vivió como una humillación. La incapacidad de vencer al sotanero de la liga reflejó las carencias tácticas y anímicas del equipo, consolidando el desencanto con el proyecto de Demichelis.
La relación con la afición nunca prosperó, un pecado que pesó desde el inicio, partido tras partido; cuando el sonido local anunciaba su nombre en las alineaciones, Demichelis era recibido con abucheos en el Gigante de Acero. La falta de conexión con la exigente hinchada regia, que nunca lo adoptó, creó un ambiente hostil que dificultó su labor y evidenció la desconexión entre el estratega y el entorno.

La destitución de Demichelis era una crónica de muerte anunciada. Sus 43 partidos, con 20 victorias, 11 empates y 12 derrotas, no fueron suficientes para justificar su continuidad en un club que exige títulos. Los pecados acumulados desde el quiebre con Canales hasta las eliminaciones y la falta de apoyo de la afición hicieron inevitable su salida.




