El Real Madrid vivió una noche complicada ante un Celta valiente y efectivo, que encontró en Williot Swedberg a su gran figura. El sueco firmó un doblete que inclinó el partido a favor del conjunto gallego, aprovechando errores defensivos y la expulsión de Fran García que condicionó al equipo blanco en la segunda mitad.
Desde el primer tiempo, el Madrid intentó imponer condiciones con remates constantes de Federico Valverde, Arda Güler, Jude Bellingham y Vinicius Júnior, pero siempre se topó con un inspirado Ionut Radu. El portero de Celta se convirtió en protagonista al desviar disparos peligrosos que mantenían el marcador igualado. Incluso Celta tuvo sus momentos, con Pablo Durán probando a Courtois, quien respondió con seguridad.

La segunda parte arrancó con un golpe contundente del visitante. Apenas al minuto 48, Williot Swedberg abrió el marcador con una definición precisa tras una jugada que tomó mal parada a la defensa merengue. Ese tanto cayó como balde de agua fría para el equipo de Carlo Ancelotti, que ya había sufrido minutos antes la expulsión de Fran García por doble amarilla, dejando a los blancos con diez hombres.
Celta aprovechó el desconcierto y siguió generando peligro. Swedberg volvió a probar a Courtois con otro disparo que el belga alcanzó a desviar, pero el dominio anímico ya era claramente de los gallegos. Real Madrid buscó reaccionar con llegadas de Mbappé, Rodrygo y Vinicius, sin embargo, la puntería no estuvo de su lado, encontrando también una muralla constante en Radu.

¿Cómo fue el segundo gol?
Pese al empuje ofensivo del Madrid, las transiciones de Celta causaron estragos. Williot Swedberg, convertido en figura absoluta del encuentro, volvió a marcar en una jugada rápida que aprovechó la superioridad numérica y la desconexión defensiva del rival. Ese segundo gol del sueco terminó por sentenciar el partido.
Real Madrid intentó recortar la diferencia a través de sus individualidades, pero entre la presión rival y las intervenciones salvadoras de la defensa gallega, nunca pudo concretar. La más clara llegó en un disparo de Tchouaméni que Radu rechazó con reflejos felinos.

Final del partido
La desesperación comenzó a notarse en el cuadro blanco, acumulando faltas y amonestaciones que impedían dar ritmo al ataque. Celta, por su parte, administró el resultado con inteligencia, enfriando el partido y aprovechando cada error de su rival.
Al final, el pitazo confirmó la victoria de un Celta que mostró carácter, orden y contundencia para doblegar a un Real Madrid que pagó caro la falta de serenidad y la inferioridad numérica. Swedberg se llevó todos los reflectores con dos goles que le dieron a su equipo un triunfo de oro.





