Manchester United vuelve a casa con una misión clara: demostrar que la sufrida victoria ante Crystal Palace no fue un golpe de suerte, sino el inicio de una remontada emocional y futbolística. Este jueves, los Red Devils reciben a un West Ham en apuros, herido tras su derrota ante Liverpool y obligado a reinventarse sin Lucas Paquetá.
La Premier League no da tregua, y ambos equipos llegan necesitados, aunque por motivos muy distintos.
El renacer que busca continuidad
El triunfo por 2-1 en Selhurst Park fue más que tres puntos para el United. Tras la dolorosa derrota ante un Everton con 10 hombres, el equipo de Ruben Amorim tocó fondo y necesitaba reacción. La encontró con dos héroes inesperados: Joshua Zirkzee y Mason Mount, quienes cambiaron un partido que parecía condenado tras el penal convertido por Jean-Philippe Mateta.
Amorim, prudente, sabe que el verdadero examen está en la regularidad. Old Trafford ha dejado de ser una fortaleza, y la afición exige una actuación convincente que confirme la resurrección futbolística del equipo.
En cuanto a novedades, Matheus Cunha regresó a los entrenamientos, aunque podría iniciar desde el banquillo para no romper la dinámica de Zirkzee y Mount. Lisandro Martínez pide pista para su primer partido como titular en liga esta temporada, mientras que Benjamin Sesko y Harry Maguire seguirán ausentes.




