La Copa Africana de Naciones comenzó con señales claras de jerarquía para una selección que llega con credenciales de peso. Túnez, ya clasificado al Mundial de 2026, dejó en claro que no está en el torneo solo para competir, sino para mandar un mensaje desde la primera jornada.
En Rabat, el conjunto tunecino mostró una versión sólida, agresiva y ordenada, superando sin mayores complicaciones a una Uganda que fue rebasada en intensidad y calidad durante amplios tramos del encuentro. El marcador de 3-1 reflejó fielmente lo ocurrido en el campo, especialmente en una primera mitad dominada de principio a fin.
El triunfo no solo colocó a las Águilas de Cartago como líderes del Grupo C tras la primera fecha, sino que también reforzó la sensación de que esta generación tiene herramientas para aspirar a algo más que una participación decorosa, en un grupo donde las Súper Águilas también aparecen como contendientes naturales.

Inicio demoledor y control absoluto
Desde el silbatazo inicial, Túnez impuso condiciones con presión alta, circulación rápida y una notable claridad en la salida de balón. La recompensa llegó pronto. Apenas al minuto 10, Hannibal Mejbri ejecutó un tiro de esquina preciso que encontró a Ellyes Skhiri completamente libre en el segundo poste para abrir el marcador con un sólido cabezazo.
Ese gol fue el reflejo del dominio tunecino. Uganda, superada en lo físico y en lo táctico, pasó varios minutos encerrada en su propio campo, sin capacidad para frenar el dinamismo del mediocampo rival. Con el paso del tiempo, el ritmo bajó ligeramente y permitió a los africanos orientales tener más posesión, aunque sin generar verdadero peligro.
Paradójicamente, cuando los Cranes parecían asentarse mejor en el partido, llegó el segundo golpe. Una proyección por derecha de Ali Abdi terminó en un centro retrasado que Elias Achouri definió con calma y precisión para ampliar la ventaja antes del descanso.

Achouri lidera la sentencia y Hannibal ilusiona
El complemento mantuvo un tono más pausado, pero siempre bajo el control de las Águilas de Cartago. Uganda intentó adelantar líneas, aunque careció de profundidad y claridad en el último tercio. Fue entonces cuando Túnez aprovechó los espacios para liquidar el encuentro.
Al minuto 64, una nueva llegada por banda terminó con un disparo de Abdi que fue rechazado por el guardameta Salim Magoola. El rebote cayó nuevamente a Achouri, quien no perdonó y firmó su doblete, consolidándose como una de las figuras del partido.

El gol del honor y un mensaje al grupo
En tiempo añadido, Uganda logró descontar tras una jugada fortuita que terminó con un desvío defensivo y el tanto de Denis Omedi. Fue un premio menor para un equipo que luchó hasta el final, pero que nunca logró poner en aprietos reales al guardameta tunecino.
Para Túnez, el mensaje es claro: solidez, variantes ofensivas y liderazgo en los momentos clave. Con este arranque, las Águilas de Cartago se perfilan como uno de los equipos a seguir en la fase de grupos y confirman que su condición de mundialista no es casualidad.




